Tal día como hoy...
...hace medio siglo comenzaba a funcionar el Hospital General Yagüe. Martín de Frutos recoge su historia en una publicación
L. B. / Burgos
Tal día como hoy, hace la friolera de medio siglo, una mujer cruzaba el umbral del Hospital General Yagüe. Lo hacía aquejada de apendicitis crónica. La operarían al día siguiente. Era la primera paciente de las, en aquel entonces, flamantes nuevas instalaciones sanitarias de la ciudad. 24 horas después nacería en ellas el primer bebé.
Porque tal día como hoy, hace cinco décadas, esta dotación iniciaba una andadura que a punto está de culminar un camino largo, a veces tortuoso, que el médico intensivista Martín de Frutos recorre en las 300 páginas que dan forma al libro -el tercero desde que se jubiló- titulado El Hospital General Yagüe. 50 años de asistencia sanitaria en Burgos.
Su experiencia como 'cronista de la historia sanitaria local' en la revista del Complejo Asistencial de Burgos, Hygieia, desató su interés por hurgar en archivos y legajos casi olvidados. De ahí partió precisamente la idea de alumbrar esta «biografía amable» del que fuera su centro de trabajo hasta 2005.
Con todo, la 'residencia', de toda la vida, comenzó a barruntarse doce años antes. Sería en 1948 cuando la primera piedra de las futuras 300 camas tomaba asiento.
Precisamente, la atención sanitaria en Burgos anterior a la construcción del hospital centra el primero de los nueve capítulos de los que se vale Martín de Frutos para repasar los seis periodos en los que divide la vida del Yagüe. Primero y segundo abarcan el antes y el durante de la construcción del ahora vetusto inmueble. La tercera etapa comprende el tiempo, «unos 14 años», apostilla el autor, en los que se trabajó con los médicos de cupo. La sigue la época de 'expansión', en la que pasó de 300 camas a tener más de 700. Quinta estación, comienzan a jerarquizarse los servicios. «Esta es la fase más amplia, desde la década de los 70 hasta la actualidad», indica. El sexto y último periodo, según el padre de esta historia, que prefiere no destacar figuras, arranca con las primeras reivindicaciones ciudadanas por un nuevo hospital, «el logro, la construcción y las últimas actuaciones en el Yagüe antes del salto al nuevo hospital», resume.
Y así, en torno a estos ciclos, 'despacha' Martín de Frutos su particular homenaje -aderezado con más de 250 imágenes y gráficos- a unas instalaciones conocidas, es más, «vividas» con mayor pero casi siempre menor gusto, por todos los ciudadanos. Un homenaje «pensado para quienes han trabajado o trabajan en el hospital, ellos son los protagonistas, junto a los que han pasado por él como usuarios». Cientos de miles, por cierto.
Y es que medio siglo da para mucho trabajo; para muchos nacimientos, unos 2.000 anuales, calculen, y eso que al principio sólo ingresaban las madres cuyos partos 'peligraban'; para crecer (como demuestra el incremento de especialidades y pruebas); para muchas mejoras y otras tantas quejas. Vamos, que da para muchos cambios. Tantos, que echar la vista atrás depara no pocas sorpresas. Permite saber, por ejemplo, que la primera plantilla de la residencia entonces sólo quirúrgica y materno-infantil en la que las enfermeras eran monjas, contó con tres médicos, «el director y dos más que estaban de guardia un día sí y otro no», y un total de 130 trabajadores. Ahora, en sus bodas de oro con sabor a despedida, el edificio que inaugurara Francisco Franco el 25 de julio de 1960 supera los 2.500 empleados.
Al compás de la ciudad
Y como contar la historia de un hospital «sirve para esbozar la de la población de la ciudad en la que se ubica», la labor de Martín de Frutos dibuja una transformación en el perfil del paciente y en sus dolencias. «La mejora en la atención ha minimizado las enfermedades infecciosas, que antes 'copaban' las consultas. Las han sustituido -hablamos de patologías graves- los tumores. En cuanto al perfil del paciente, el de ahora es más mayor que el de antaño, más exigente en la atención y más multicultural».
En la misma medida han evolucionado las prácticas médicas, desde la artesanía que exigían unos métodos «elementales», reforzados a golpe de charla con el paciente para recabar datos, hasta la tecnología presente, «que incrementa la eficacia pero convierte, según las voces críticas, al médico en técnico y mina la relación con el usuario», explica Martín de Frutos, satisfecho con la oportunidad que le ha brindado esta obra para 'rascar' en la memoria del Yagüe.
El libro, que aún no tiene fecha de presentación oficial, incluye las palabras del actual director gerente, Tomás Tenza, a modo de prólogo, y del jefe del Servicio de Medicina Interna, Juan Francisco Lorenzo, que 'cierra' con un repaso a sus vivencias desde que accedió como residente.