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ATENTADO CONTRA LA CASA CUARTEL / UN AÑO DESPUÉS

El día que un 'milagro' evitó una matanza

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Burgos

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M.R. / Burgos

El sonido de la barbarie terrorista azotó en Burgos de forma brutal la vida de cientos de personas hace un año. Eran cerca de las 4.00 horas del 29 de julio de 2009 cuando una furgoneta cargada con alrededor de 300 kilos de explosivos estallaba en las traseras de la casa cuartel de la Guardia Civil de la avenida de Cantabria. ETA volvía a cometer un atentado en Burgos.

En el momento de la explosión, que se escuchó en toda la ciudad, había en el interior de esta instalación 118 personas, 41 de ellas niños. Muy cerca de la casa cuartel, a muy pocos metros, viven cientos de vecinos. A algunos de ellos se les cayeron literalmente encima paredes y ventanas. A pesar de la virulencia de la explosión y de los escalofriantes resultados en edificios y vehículos, visibles con las primeras luces del día, no hubo que lamentar ninguna víctima mortal. 65 heridos, en su mayoría leves, fue el balance de la explosión de la furgoneta bomba, una Mercedes Vito con las matrículas 'dobladas' de un vecino de la zona que había sido aparcada en el parking alrededor de las dos de la tarde del día anterior y que consiguió superar los controles de seguridad de la casa cuartel. Días más tarde, se difundían las imágenes de las cámaras de seguridad en las que se veía salir del vehículo a tres personas.

Ese mismo día ya comenzó a hablarse de un 'milagro', de una enorme fortuna porque las intenciones asesinas de los terroristas de ETA no habían tenido éxito. La propia disposición de la casa cuartel desempeñó un papel fundamental para evitar una masacre. La cercanía de la casa cuartel con el parque de Bomberos, la sede de Policía Local y del hospital Yagüe hizo que la movilización sanitaria y de efectivos de seguridad fuera prácticamente inmediata, pudiendo poner a disposición de los heridos y afectados las instalaciones para que pudieran recibir los primeros auxilios.

Junto a los cuantiosos daños materiales generados en la casa cuartel de la Guardia Civil, otros inmuebles de la zona presentaban importantes daños y un elevado número de vecinos no pudo regresar a sus domicilios durante días e incluso semanas como consecuencia de los daños ocasionados por la furgoneta bomba.

Cinco atentados

El atentado del 29 de julio de 2009 era el quinto que perpetraba ETA en Burgos contra las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. El primero se remonta al año 1983, cuando la banda terrorista coloca un artefacto explosivo cerca de la sede de la Guardia Civil sin provocar daños personales. En agosto de 1992, ETA colocó dos mochilas bombas junto a la casa cuartel de Lerma, con el resultado de una niña herida leve y con grandes daños materiales en la instalación y en las casas colindantes. El tercer atentado tuvo como objetivo la Policía Nacional. En agosto de 1990, un coche bomba cargado con 60 kilos de amonal estallaba junto a la comisaría de Policía provocando heridas a 30 personas y daños materiales valorados en cerca de 6 millones de euros. Un año después, la policía desactivó una bomba-lapa que había sido colocada bajo el coche particular de un capitán del Ejército. La 'alegría' motivada por la ausencia de víctimas mortales, a pesar de que la conmoción por la acción terrorista contra la casa cuartel seguía presente, se vio truncada con un segundo atentado de ETA. El 31 de julio, una bomba lapa adosada a un vehículo de la Benemérita acababa con la vida de dos jóvenes guardias civiles destinados al cuartel de la Guardia Civil de Palmanova, en Calvià (Palma de Mallorca). Diego Salva Lezaun, de 27 años y natural de Pamplona, y Carlos Sáenz de Tejada, de 28 años y nacido en Burgos. Siempre había querido ser policía, militar o guardia civil. Hacía una semana que acababa de conseguir el destino definitivo.