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ATENTADO CONTRA LA CASA CUARTEL / UN AÑO DESPUÉS

Al menos doce guardias siguen de baja un año después del atentado

Burgos

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M.R. / Burgos

Las secuelas del atentado contra la casa cuartel de la Guardia Civil siguen presentes entre los miembros del Instituto Armado un año después. Al menos una docena de agentes siguen de baja tras el atentado, según los datos aportados por la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC).

Esta agrupación ofreció ayer una rueda de prensa junto con representantes de la Federación de Asociaciones de Vecinos Francisco de Vitoria y la Asociación de Víctimas Civiles del Atentado de ETA, que agrupa a vecinos del entorno de la casa cuartel. Tras un «emocionado recuerdo para las víctimas del terrorismo de Burgos y Palma», el secretario provincial de la AUGC, Martín Hernando, dijo que «los poderes públicos pasan página, pero los daños psicológicos están vivos».

De hecho, tal y como adelantó este periódico una veintena de guardias que vivían en la casa cuartel habían iniciado los trámites legales para solicitar la consideración de víctimas del terrorismo. Ayer, el secretario de organización de la AUGC a nivel nacional, Antonio Silva, indicaba que «la mayoría» de los guardias que habitaban la casa cuartel han iniciado los trámites. En este sentido, Hernando aseguró que aunque ha habido muchos agentes que se han ido incorporando a sus puestos de trabajo «otros por el contrario se han quedado por el camino con secuelas como, según ellos y los profesionales que les atienden, un síndrome postraumático que les acompañará el resto de sus vidas».

Si tras el atentado hay un «antes y un después» para los guardias civiles, también están sufriendo un largo peregrinar de luchar contra la Administración para conseguir que se les reconozca como víctimas del terrorismo». A pesar de que tras el atentado de ETA se pudo haber adoptado otra política de distribución de las casas cuartel, «sigue vigente ese error contumaz de mantener la casa cuartel como instalación policial, que en la sociedad actual no es eficaz y constituye un peligro para los agentes y los ciudadanos». Desde esta asociación profesional se insiste en que se decidió «de forma unilateral» mantener la misma ubicación de la casa cuartel, «no se ha dado ningún paso hacia la modernización de este tipo de instalaciones, donde Burgos hubiese sido un buen punto de partida para el desarrollo estructural de esta institución».

Decisiones de este tipo, según el portavoz de la AUGC, dan a entender que «se quisiera minimizar ese suceso tan brutal y dantesco que padecieron personas inocentes».

En la ubicación, reconstrucción o no de la casa cuartel se debió haber contado con la opinión de las partes interesadas, en este caso los agentes y los vecinos. «Hay que buscar un lugar que dé ese perímetro de seguridad que garantice la vida diaria de los guardias, con instalaciones modernas, como ya hemos explicado en otras ocasiones». En definitiva, una instalación que sea «funcional, dinámica, de fácil acceso e integrador, no excluyente como las casas cuartel, que se han convertido en guetos». Según el secretario provincial de la AUGC, la Guardia Civil «debe transmitir confianza a sus ciudadanos y con hechos como los del año pasado se consigue el efecto contrario». De igual forma, la decisión de mantener la casa cuartel en el mismo lugar ha tenido y tendrá consecuencias en las viviendas de alrededor, así como el hecho de que «los vecinos de la zona vendan sus propiedades, se devalúen y algunos tengan que abandonar el lugar sin haber consensuado con ellos la conveniencia de mantener la casa cuartel en el mismo sitio».