El Correo de Burgos

BURGOS EN CAMINO

Obarenes muestra sus secretos a los caminantes

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Burgos

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GERARDO GONZÁLEZ / Briviesca

La amplia red de senderos que atesora el Espacio Natural de los Montes Obarenes ofrecen naturaleza y también Historia. Sobre el papel, los Obarenes ocupan una superficie de 33.064 hectáreas de terreno con una extensa flora y fauna que, por su valor ecológico, cuentan con una especial protección.

No obstante, el contacto directo supera con mucho el extenso y documentado catálogo oficial ya que la mezcla de plantas, animales y la intervención humana, a lo largo del tiempo, crea un ambiente singular. Durante décadas e incluso siglos, los Obarenes fueron un espacio reservado a los conocedores del terreno ya que su exuberante vegetación y abrupta geología hacían esta zona difícilmente visitable para un turista poco avezado.

Tras su declaración como espacio natural, se habilitaron una extensa red de senderos perfectamente señalizados y con recorridos aptos para los menos experimentados.

Enclaves secretos

En su diseño se puso un especial cuidado en hacerlos interesantes tanto en su aspecto paisajístico como a la hora de mostrar sus aspectos menos conocidos e incluso más secretos para el público en general.

Tal es el caso de un sendero que, desde la zona más elevada de los Obarenes, lleva bajo una cubierta vegetal centenaria a un enclave perdido en el tiempo. No presenta grandes dificultades para los senderistas aficionados que, salvo una puerta canadiense, pueden recorrerlo con comodidad pero si lleva a un lugar muy singular como es la ermita de San Mamés.

Este paraje conserva casi sin cambios las antiguas cuevas eremíticas precursoras de una construcción que, pese al paso de los siglos, y la voracidad vegetal aún resiste. Incluso las antiguas sepulturas de los que allí habitaron, excavadas en roca viva, son identificables bajo el manto de hierba y hojarasca.

Para los que buscan naturaleza en estado más puro, varios de sus senderos les llevan hasta el santuario de los caballos losinos cuyo sigilo les hace pasar en ocasiones a pocos metros de los caminantes sin que estos lleguen a advertir su presencia. Otros permiten ver a poca distancia a los siempre tímidos corzos y jabalíes que pululan por el espacio natural junto con una abundante presencia de aves.

No resulta infrecuente ver a los enormes buitres alimentándose de los restos de animales silvestres e incluso a rapaces abatiéndose sobre algún conejo poco avisado en las laderas montaraces.

Resulta difícil elegir una zona de los Obarenes ya que en todas hay algo especial por lo que una visita a la Casa del Parque de Oña es recomendable antes de decidirse a emprender el camino. En ella, se pueden ver los atractivos de toda índole que guarda el espacio natural, además de probar fuerzas recorriendo uno de los senderos más aptos para toda la familia.

Así, el sendero de la Ría de Oña alterna zonas de denso arbolado salpicada de lugares donde sentarse o asistir a una clase al aire libre con pupitres naturales. Desde sus miradores se puede apreciar una panorámica resumida de la variedad arbórea del espacio algo de especial belleza en el otoño donde la gama de colores resulta de gran impacto visual.

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