ELECCIONES 20-N
Rajoy ensalza la gestión de la educación y la sanidad por el PP de Castilla y León
Reunió a 3.500 burgaleses en un mitin en el que anunció que si gana reformará la PAC y tenderá una alfombra roja a las pymes. Aparicio le pidió para la provincia «el cariño que no ha tenido del PSOE»
L. B. / M.R. / Burgos
El polideportivo José Luis Talamillo se teñía ayer de azul para recibir al líder del Partido Popular y candidato a la Presidencia del Gobierno, Mariano Rajoy. Recibido a golpe de bandera y aclamado por 3.500 voces que lo nombraban presidente, estuvo arropado por una nutrida representación del PP de Castilla y León, amén de la práctica totalidad de los aspirantes populares por las nueve provincias de la región.
Y así, ante un público entregado, Rajoy llamó a sumarse al cambio e invitó a los actuales responsables del Gobierno a copiar el modelo de la Comunidad que lo recibía en educación, sanidad y atención a la dependencia. En este sentido, el líder puso de ejemplo la gestión de Juan Vicente Herrera y recordó que en estas materias, según numerosos informes nacionales, «incluso elaborados por el propio Gobierno», e internacionales, la región que preside -«y en la que cada vez encuentra más apoyo el PP», precisó- «está a la cabeza de España».
La intervención, salpicada de alusiones a la «necesidad de cambiar las cosas», logró arrancar los aplausos de los presentes al recordar la propuesta incluida en el programa del PP de recuperar el Ministerio de Agricultura «para que su titular vaya a Bruselas a dar la batalla por las cuestiones que dependen de decisiones europeas».
Al respecto, anunció su total rechazo a la propuesta de actualización de la Política Agraria Comunitaria (PAC). «Es inaceptable, no nos gusta, es injusta y no tiene nada que ver con la realidad», consideró.
La economía, en concreto, «la mala gestión de los últimos ocho años de Gobierno socialista», centró buena parte del discurso de Rajoy, que invitaba, para empezar, a adherirse a «un proyecto nacional para afrontar la crisis, recuperar la confianza y crear empleo para lanzar un mensaje al mundo, decir que las cosas se van a hacer bien y lograr que España sea un pilar fundamental en el proyecto del euro».
Incidió además en la premisa popular de que la mejor política social es la creación de puestos de trabajo y, al respecto, lamentó la demagogia que «se hace con los empresarios, que son todos aquellos que dan un empleo». A ellos y en concreto a las pymes españolas les prometió «una alfombra roja» si logra la confianza de los españoles en los próximos comicios.
Llamó también a la austeridad y criticó que las administraciones públicas gasten 70.000 millones de euros más de los que ingresan y que la deuda pública ascienda ya a 18.000 euros por ciudadano. «Por eso fuera no nos miran como antes y eso afecta a la posibilidad de nuestro país de obtener financiación, pues si despilfarramos perdemos crédito y nadie nos presta», explicó. Como remedio, el candidato a la Presidencia del Gobierno apostaba por «vivir con arreglo a lo que se tiene, como han hecho las familias, las empresas y deben hacer las administraciones».
En esta línea, Mariano Rajoy anunció que si, tras el 20 de noviembre, accede a la Moncloa introducirá reformas. «Tenemos que reestructurar el sistema financiero y será una de las prioridades. Ya debería haberse hecho, pero claro, como según el Gobierno de Rodríguez Zapatero estábamos tan bien», ironizó.
Culminó su alocución como empezó, solicitando la ayuda de los presentes para promover un cambio «de equipos, formados por gente competente y no por figurantes, como hasta ahora; y de actitud, con personas dispuestas a decir la verdad y a hacer diagnósticos certeros que no hagan imposible tomar las decisiones adecuadas».
«Hemos vivido en la frivolidad», sentenció el líder popular y apeló a valores «que algunos se han tomado a chirigota» como la valentía, la prudencia, la constancia, la laboriosidad o la pasión por la obra bien hecha, enumeró. Definió el voto del PP como el voto a la esperanza y expresó su intención de «hablar con todos los que estén dispuestos a variar de rumbo y aceptar el apoyo de quien quiera soluciones».
Rajoy agradeció el esfuerzo a todos los candidatos presentes y en particular se detuvo en el número uno de la lista al Congreso por Burgos, Juan Carlos Aparicio, «un amigo». «Nos parecemos, aunque no sé si eso es bueno para él, para mí, para los dos o para ninguno», bromeó.
Por su parte, el alcalde de la ciudad hasta el pasado mes de mayo pidió al que valoró como «el mejor candidato posible para presidir el país» que, cuando gobierne, trate «con cariño a la provincia, el que no ha tenido de un Gobierno del PSOE en los últimos ocho años».
Aparicio presumió de que «aunque las cosas están peor que en el año 1996» en Burgos el paro esté ocho puntos por debajo de la media nacional. «No es casualidad», precisó para alabar el esfuerzo del tejido social burgalés, «de sus empresarios y trabajadores».
No faltó el mensaje del candidato del PP a su oponente socialista en la provincia, Luis Tudanca. «Es él el que debe demostrar que sabe debatir», opinó y recordó que en tiempos se enfrentó a Laborda, Corcuera o Granado, líderes socialistas «hoy fuera de combate».
La 'ronda' la abría César Rico. Casi 20 minutos después de la hora prevista, el presidente de la Diputación y del PP de Burgos tomaba la palabra y lamentó que los socialistas no se responsabilicen «del gran daño que han hecho en estos años a Burgos y a Castilla y León». Aseguró además que, «si el estado de bienestar del PSOE es el de cinco millones de futuros truncados, no es el mismo que quiere el PP».
Al igual que los que le siguieron sobre el escenario, Rico pidió no dar la batalla por vencida y animó a los reunidos a «transmitir la importancia de lograr un tercer diputado en Burgos porque es básico para que Rajoy sea presidente».