El Correo de Burgos

El bulevar da vida a un nuevo eje verde con 1.809 árboles entre Guadalhorce y San Zoles

Abre al tráfico de vehículos el tramo 1 de esta avenida entre las calles del Carmen y Gumiel de Izán

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Burgos

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C. VELASCO / Burgos

La nueva avenida que une desde ayer el este y el oeste de la ciudad a lo largo de cinco kilómetros se ha convertido en mucho más que un espacio por el que pueden circular los vehículos. La idea de bulevar que nace de la mano del estudio suizo Herzog & De Meuron lleva aparejada un paisajismo que permite reforzar el eje verde. Se crea así un nuevo espacio, el que se ha dado en llamar el Parque Guadalhorce- Colina de San Zoles ya que une estos dos puntos y lo hace con la presencia de 1.809 árboles.

Según explicó el alcalde de Burgos, Javier Lacalle, durante el acto de inauguración del tramo 1 del bulevar ferroviario celebrado ayer, se han creado 26.910 metros cuadrados de césped y cubiertas vegetales a lo largo de los 1.105 metros urbanizados en este nuevo tramo que une las calles del Carmen y Gumiel de Izán. Además, la Unión Temporal de Empresas (UTE) formada por José Piedra, Arranz Acinas y Contratas y Maquinaria ha trabajado en otras vías transversales como San Zoles, Luis Rodríguez Arango, Siervas de Jesús y Eduardo Ontañón.

En estos nuevos tramos, tal y como explicó el gerente del Consorcio de la Variante Ferroviaria, Joaquín Rivas, «el arbolado adquiere fuerza y continuidad» de tal modo que este nuevo parque consigue engranar a la perfección el concepto verde «que existe en Burgos de toda la vida con el pasillo que forma el río Arlanzón». De ahí que -y siempre según las explicaciones de Rivas- los árboles empiecen a tener fuerza en el espacio que ocupa la antigua estación y éstos sigan predominando al otro lado, en las proximidades del Centro de Creación Musical El Hangar.

Precisamente es en esta intersección en la que «se abre el espacio para crear una plaza con aceras generosas y con bancos largos -rectos o curvos- que cuentan con una iluminación intencionadamente más débil para conseguir espacios más íntimos».

Este fomento de los espacios verdes fue también el aspecto más destacado desde el estudio Herzog & De Meuron. Y es que, «el hito» del bulevar permite una transformación «que da servicio» a la ciudad y en la que se mantienen elementos históricos de este espacio, entre ellos el propio edificio de la antigua estación. Sin embargo, éste no es el único punto ya que también se preservaron edificios anexos y almacenes de la estación.

En esa mezcla de viejos y nuevos espacios se puede percibir ya «la visión de una nueva ciudad» en la que por el momento hay que imaginar muchos de sus elementos. «Por razones por todos conocidas los edificios se muestran ahora solo como formas en el pavimento, como un paisaje apartado por las calles y sin embargo ésta es solo la base». La característica peculiar en este nuevo bulevar se encuentra en la rotura de su trazado, generalmente lineal, que permite crear los parques y las zonas verdes a lo largo de los distintos tramos. Y es que, el que se puede ver desde ayer (el de Guardalhorce-Colina de San Zoles) no es el único que queda al descubierto gracias a la construcción de esta nueva avenida. También adquirió un especial protagonismo en los últimos meses el parque de la Nevera.

Y así, entre tantos espacios destinados a los peatones, el tramo abierto ayer al público incluye un aparcamiento con más de 170 plazas, que permite facilitar el estacionamiento a los vecinos del entorno. Y es que, aunque este espacio está sufriendo una expansión muy lenta por la situación de crisis económica actual, el tramo uno abarca una zona completamente residencial.

No en vano, el bulevar conecta aquí con el sector de la Castellana y con el surgido de la transformación urbanística del ámbito ocupado por la antigua Cellophane; que ademas, conecta transversalmente el tráfico rodado del barrio de San Pedro y San Felices y la carretera de Arcos con la zona norte de la ciudad.

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