CONFERENCIAS 10º ANIVERSARIO
Calidad, ética y publicidad, pilares del éxito para una empresa cultural
García Gil recomendó «trabajo, entusiasmo y evitar la mediocridad» para emprender a pesar de la situación actual
MARTA CASADO / Burgos
El editor de Siloé Arte y Bibliofilia y promotor del Museo del Libro Fadrique de Basilea, Juan José García Gil, desgranó los secretos de su trayectoria empresarial ante una sala repleta de estudiantes con escasa confianza en sus posibilidades de futuro. «Yo estudié aquí, en el entonces Colegio Universitario. En 1980 el campus era un pueblecito con cuatro bares. Imaginad cómo ha cambiado todo esto, cualquier tiempo pasado fue peor» recordaba al iniciar la charla. Ahora lidera junto a su socio Pablo Molinero, Siloé Arte y Bibliofilia que es una empresa puntera en su específico gremio, la clonación de libros antiguos que «su interior no se ve ni se abre en los originales pero que se redescubren de nuevo con las copias» apuntó. La compañía ha editado más de 30 ediciones que movilizan a un entramado de más de 50 artesanos en una copia exacta de un obra de arte que le han valido 11 premios del Ministerio de Cultura y dos más que están por llegar. Tras valorar el esfuerzo del trabajo diario de esta «nanoempresa cultural» y mostrar una publicación que fue pasando de mano en mano entre los estudiantes, sorprendió a los presentes rompiendo una reproducción facsímil de una hoja.
Disfrutar de los resultados, del éxito es grato pero detrás hay «trabajo, mucho trabajo, planificación, seguimiento pero también búsqueda de la excelencia en el producto». Así desgranó los tres pilares del éxito empresarial cuando uno se propone algo «hacerlo, hacerlo bien y hacerlo saber». De esta manera García Gil planteó a los estudiantes que para pasar «del pupitre al tajo» es necesario trabajar sin descanso y evitar prejuicios. «Yo voy a una feria y soy montador, transportista, tengo la corbata guardada y sólo me la pongo cuando se abren las puertas», recuerda quien en unos días se trasladará a la Feria Internacional de Ginebra.
Un éxito el de Siloé que no ha evitado pensar en la ética en la empresa y, por tanto, en la responsabilidad social corporativa que para la editorial se transforma en el Museo del Libro Fadrique de Basilea. «Es una forma de devolver a la sociedad lo que te ha dado pero también se convierte en un showroom del trabajo diario que realizamos» apuntaba ante el público universitario. Un proyecto que «es el que más ilusión nos hace y donde contratamos a personas de aquí de la Universidad de Burgos».
Una experiencia vital que empezó en una academia de inglés, con jornadas de trabajo interminables, con el capital prestado de familiares y que hoy se ha convertido en una industria cultural y creativa de primer orden. «Es difícil, pero no imposible» apuntó y por ello recomendó a los asistentes «desterrar la obsesión por la inmediatez y volver a construir en la línea curricular de la vida profesional y también privada».