La crisis obliga a reducir el número de grúas pero no descenderá su actividad
El coste del servicio caerá un 17% por lo que se pasará de pagar 839.000 euros al año a 709.000 l De los tres vehículos que trabajaban mañana y tarde se pasará a dos
J. MAIQUES / Burgos
La crisis es imparable y lo cambia todo. Y el Ayuntamiento de Burgos, que no es una excepción y la padece como la práctica totalidad de las entidades locales, ha comprobado que no tiene otro remedio que reducir la prestación de muchos servicios municipales si quiere aproximarse al equilibrio de gastos e ingresos que tan alejado quedó de conseguirse en el ejercicio 2011. Así las cosas, en ese afán por reducir el coste de los contratos, la Concejalía de Hacienda ha llegado a un acuerdo para que el servicio de la grúa sea un 17% más barato. A cambio, en lugar de los tres vehículos que han trabajado a diario en los turnos de mañana y tarde se pasará a dos. Por la noche no habrá modificaciones y seguirá habiendo una.
De este modo, en lugar de los 839.000 euros que la ciudad pagaba hasta ahora por el servicio de la grúa, el Consistorio abonará 709.000 (IVA incluido). Lo que quiere decir que se producirá un ahorro anual de 130.000 euros.
Lejos de lo que algunos ciudadanos pudieran desear, el concejal de Seguridad Ciudadana, Salvador de Foronda, mantiene que la prestación del servicio no se resentirá. Lo que también se puede interpretar como que el parque automovilístico y el personal contratado estaba sobredimensionado para las necesidades de la ciudad.
Por otro lado, la creencia de que la Administración tiene un empeño desmedido por sancionar y retirar vehículos mal estacionados para llevarlos al depósito municipal de Pentasa entraría en contradicción con una medida que va a reducir las grúas de la capital. Además, cabe recordar que el 90% de las intervenciones para retirar vehículos se producen después de la llamada de algún ciudadano que ha alertado a la Policía.
En cualquier caso, lo cierto es que esta decisión es una medida más de una política que se ve a merced de una realidad cada más complicada y que hace necesario huir de los alardes para sólo gastar en lo que sea estrictamente necesario.
De ahí que no sólo vaya a haber menos grúas en las calles. También, por poner otros ejemplos ya conocidos y anunciados, se reducirá la limpieza de las calles (se procurará que con el menor impacto posible), se reducirán los horarios de los centros cívicos o polideportivos (ajustándolos a los periodos con más demanda), las calles se asfaltarán con menos frecuencia y un buen número de edificios municipales se limpiarán cada más tiempo. Porque aunque en algunos casos las empresas que prestan el servicio renuncian a parte de su beneficio industrial y ajustan precios, en otras ocasiones (las que más) se debe renunciar a tener un servicio impecable.
Así las cosas, esta política de reducción de servicios o de aumento del ahorro, según se mire, es irrenunciable para el equipo de Gobierno. Entre otras cosas, porque la caída tan brusca de los ingresos durante los dos últimos ejercicios (en ocasiones por un optimismo desmedido con la venta de suelo) obliga a incrementarlos. Y sobre todo, a reducir gastos, que es donde el Consistorio tiene mayor margen de maniobra.
Aunque parece seguro que el próximo otoño se anunciará una subida generalizada de las tasas, no será suficiente. De ahí, que en ese ataque a los gastos diseñado en el Plan de Ajuste elaborado por la Concejalía de Hacienda, ya aprobado por el Gobierno, se prevea reducir el coste de los contratos entre un 15% y un 20%. Y la única consecuencia, o casi, será la reducción de servicios.