>NUCLENOR RENUNCIA A SOLICITAR LA PRÓRROGA A GAROÑA / Consecuencias
El personal subcontratado será el primero en pagar el cierre
A Nuclenor no le salen las cuentas con Garoña y deja al PP plantado y con la puerta de la prórroga abierta
Con nocturnidad, apurando el plazo dado por Industria y desmintiendo al propio ministro, Nuclenor afirmó en la madrugada del miércoles al jueves que no está en condiciones de solicitar la renovación de la autorización de explotación de la central nuclear de Santa María de Garoña. Esta renuncia sobre el papel le deja a la central un horizonte de vida de nueve meses, los que faltan hasta el cese de explotación de la instalación el 6 de julio de 2013, según se fijó en la orden ministerial emitida por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Orden que no fue revocada por el Ejecutivo de Rajoy que se limitó a admitir que la central pudiera solicitar una prórroga para seguir funcionando, más allá de esa fecha, hasta junio de 2019.
Así las cosas, a Garoña le quedan nueve meses de funcionamiento, lo que equivale no sólo a una espada de Damocles suspendida sobre las 1.000 familias cuyos ingresos dependen directamente de la central sino también a que, en la práctica, no habrá trabajo para aquellas empresas y trabajadores que son subcontratados para las labores subalternas de la central y los que tenían previsto participar en las mejoras requeridas para la prórroga. Según ha podido saber este periódico de fuentes de la nuclear, las subcontratas serán las primeras en pagar las consecuencias. Se calcula que más de seiscientas personas se podrían ver perjudicadas por esta situación.
Además, la plantilla de la central se ha quedado ‘helada’ y «sorprendida» al conocer los planes de Nuclenor y percatarse de que, de no producirse un giro en este tira y afloja entre Industria y la empresa, su puesto de trabajo se perderá en nueve meses, aunque el determinados casos pueda prolongarse mientras dura el desmantelamiento de la central. Garoña es, en palabras del presidente de la Diputación, un «valor añadido» para tres comarcas, especialmente en el empleo y la generación de riqueza. Lo reafirma el alcalde de Quintana Martín Galíndez quien, en declaraciones a Efe, confesó que cerrar la central sería «catastrófico» para este municipio.Sigue en la edición impresa