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Al rico calor de la tradición

El Centro Gallego invitaba ayer a festejar el magosto

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Burgos

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L. B. / Burgos

Castañas asadas para caldear la tarde. Un buen plan que ayer, como cada año por San Martín, se vestía de ancestral tradición del norte. Ocurría a la 'sombra' del Museo de la Evolución Humana, que es donde se ubica el Centro Gallego, responsable de acercar los festejos de aquellas tierras a los burgaleses. Ayer tocaba magosto al compás de las gaitas.

Hasta 150 kilos de castañas repartían los socios de esta agrupación a las puertas de su sede. Saboreaban así el recuerdo de una celebración primero pagana vinculada al Samaín celta, asimilada después al día de Todos los Santos y relacionada finalmente con San Martiño, una excusa tan válida como cualquiera para que mozos y mozas subieran al monte para degustar este fruto regado con los caldos de temporada.

«Era una fiesta en la que además se cantaba, se bailaba y se aprovechaban las ascuas de asar las castañas para cocinar las primeras piezas de la matanza», explicaba ayer el presidente de la asociación, Ángel Ferreiro. Reconoce que su versión es «más light», sin carne, aunque no faltaron los típicos vinos gallegos.

Con todo, «es un momento especial», opinaba y detallaba que responde al empeño de acercar los rasgos de una cultura rica y, de paso, distraer la 'morriña'.

En la actualidad el Centro Gallego roza los 400 socios y a sus 17 años de historia puede presumir de mantenerse. «Al principio éramos menos pero la cifra fue creciendo poco a poco y desde hace tiempo permanecemos estables», relataba satisfecho su presidente.

La existencia de relevo generacional es otro motivo para la alegría. «Lo cierto es que el grupo de gaitas y percusión ayuda», reconoce Ferreiro.