EL VALOR DE LAS PYMES / José Manuel Balseiro – LA FLOR BURGALESA
La Flor Burgalesa: del pequeño obrador a una industria consolidada
Este año facturará nueve millones de euros con una producción cercana a los cinco millones de kilos de galletas, pero tiene una capacidad para producir ocho millones
J. C. R. / BurgosLa abuela se empeñaba cada poco tiempo en cruzar media ciudad y bajar desde San Gil hasta San Pedro y San Felices para comprar galletas. Había que cruzar dos veces la vía del tren, una en la calle Santa Dorotea y otra ya en Alfareros, a la entrada, antes de tomar la calle y llegar a La Flor Burgalesa. ¡Qué lejos estaba! Pero no importaba porque al volver, el chocolate esperaba ya hecho de manos del abuelo.¿Quién no conoce La Flor Burgalesa? Por su filosofía de empresa, nunca ha dejado de ser familiar; de hecho, aun después de haber transformado su modo de trabajo hace ya unos años, La Flor Burgalesa sigue manteniendo su modo de entender que este tipo de gestión la convierte en mucho más productiva y cercana para directivos y trabajadores.La actual es la tercera generación de maestros galleteros en Burgos. Algo que bien puede llevar a gala y presumir de ello porque fue esta generación la que dio el salto para que se convirtiera en una industria de ‘primera división’.Se encuentra en el polígono de Villalonquéjar y en la actualidad, sus máquinas y la mano de obra son capaces de producir cinco millones de kilos de galletas al año. Pero la capacidad de la fábrica alcanza «hasta los ocho millones», señala el director general, José Manuel Balseiro.Trabaja un 96% del producto para el mercado español; un 3% se exporta y el restante 1% se vende en Burgos, en alguna de las seis tiendas que tiene repartidas por la ciudad. Y esto supone un volumen de negocio muy destacable. Por ejemplo, a finales de este año, La Flor Burgalesa facturará «del orden de los nueve millones de euros», cuando hace sólo diez años, la cantidad era de apenas millón y medio. En una década, el salto cuantitativo y cualitativo ha sido espectacular.Tanto es así que la crisis económica ha hecho menos mella en esta industria que en otras «porque hemos sabido ubicarnos en el mercado», apunta Balseiro, con una «plantilla amplia y competitiva que ha entendido adónde queremos ir»; y en esas dos variables radica el éxito de La Flor Burgalesa.Aquella imagen nostálgica de la tienda a la que tantos burgaleses acudían a comprar sus galletas (y siguen acudiendo), se mantiene porque no se puede renunciar a ella; pero desde hace ya unos años, el proyecto ha avanzado y se ha convertido en «industrial».El paso desde el taller a la gran fábrica ha supuesto una importante inversión de «diez millones de euros en los últimos tres años», indica Balseiro, porque la idea es «crecer en el mercado y ser muy competitivos». Además, la apuesta por el empleo es muy clara y directa: «Entre las tiendas y la fábrica contamos con 60 empleados», subrayaba.IndustriaEs muy importante que los burgaleses entiendan que La Flor Burgalesa es una «industria más que una tienda de galletas», que está «francamente bien que nos consideren como la tienda cercana, pero en los últimos años nuestro crecimiento ha sido importante», apuntaba, y hoy es una de las industrias más pujantes de Burgos, con un gran volumen de facturación entre fábrica y tiendas.Sobre todo hacen barquillo relleno y la galleta castellana que «vendemos en toda España con éxito. La hemos mejorado y la hemos convertido en integral y es uno de los productos con mejor venta». No dejan de crecer como si de un niño pequeño fuera: «Tenemos intención de ampliar nuestro mercado y mucha ilusión en hacerlo cada año». Y son tantos ya…Ocupa un terreno de 8.000 metros cuadrados y sólo la nave tiene 6.000. Cuenta en España con 150 distribuidores y fabrica la marca blanca de Spar, Covirán, Santiveri y Dia: el boer o barquillos de nata, cacao, vainilla y coco.