CIENCIA / La evolución de un proyecto científico
El Atapuerca de hoy rinde honores a los pioneros de ayer
Trinidad Torres y Edelweiss recibirán los Premios Evolución de la Fundación
MARTA CASADO / Burgos
Era el año 1976. Trinidad Torres, que realizaba su tesis doctoral Úrsidos del Pleistoceno-Holoceno de la Península Ibérica bajo la dirección de Emiliano Aguirre, llegó a la Sierra de Atapuerca. Junto a él otros 17 aventureros, entre ellos Javier Pozuelo, o Cansado como se hace llamar como cómico. Dormían en una enorme tienda de campaña en Los Tomillares (Ibeas de Juarros) prestada por la Comandancia Militar de Burgos. La comida se preparaba en una olla de la que algunos de los integrantes, hoy reunidos en la red social Amigos de Atapuerca, cuentan maravillas.El presupuesto unos 3.000 euros, la mayor parte aportados por el director de las excavaciones Trino Torres. Allí entró en contacto con los miembros del Grupo Espeleológico Edelweiss que, capitaneados por José Luis Uribarri, estaban investigando el interior de las galerías y cuevas de la zona. Ambos coincidieron en el tiempo con el profesor de de la Universidad de Deusto, José María Apellániz, que realizaba trabajos en la zona de Edad del Bronce de Portalón de Cueva Mayor.
Aquel año con pocos medios y mucha ilusión en la búsqueda de restos de Ursus deningeri, que formaba parte del trabajo en el que estaba inmerso Torres, se excava en Dolina y Galería. Los restos de oso no aparecen. En la Trinchera todos se cruzan y se conocen y Edelweiss le comenta a Trino Torres que para buscar dientes de osos mejor bajar a la Sima de los Huesos. Allí, sin mucho escarbar ni buscar, aparecieron más de una docena de fósiles humanos entre ellos una extraordinaria mandíbula denominada ATA-1. El primer resto de la especie Homo heidelbergensis del que tuvo noticia la comunidad científica en este rincón. Torres llevó los restos al entonces director de tesis Emiliano Aguirre que no podía creer el descubrimiento. Fue el germen del actual equipo de investigación.
36 años después Trino Torres no ha vuelto a pisar Atapuerca. Edelweiss no ha abandonado sus cuevas. son autores no sólo del descubrimiento de medio centenar de cuevas sino, también, de la topografía que aún hoy se acompaña a toda publicación científica del proyecto. Ambos serán hoy protagonistas en la Trinchera del Ferrocarril que les unió en 1976.
36 años después el proyecto es el más visible del país en paleontología y sobrevive a la crisis económica manteniendo ocho yacimientos abiertos, 150 investigadores, un presupuesto de 200.000 euros para la campaña, un equipamiento científico dividido en tres centros de investigación, un Museo de la Evolución, más de 800 publicaciones científicas en revistas especializadas ... Son números que asuntan y de los que hoy serán partícipes aquellos que protagonizaron el origen de un proyecto que ha sido catalizador para las poblaciones que le rodean. No siempre fueron fáciles las cosas en esta sierra perdida tantas veces habitada en los últimos 1,4 millones de años.