Burgos se viste de marca

C. MORENO / BurgosEn Burgos ha desembarcado la fiebre por las marcas. No las comerciales, sino las que quieren convertirse en santo y seña de ciudades y pueblos para que, con sólo visualizarlas, la memoria nos lleve a la vera de la Catedral, tengamos en la boca el sabor del Ribera o sobrevolemos con la imaginación los meandros del Ebro.La idea no es nueva. Andalucía, Galicia, Asturias o Castilla y León han convertido sus logos turísticos en auténticos reclamos para atraer visitantes. Sus sintonías, imágenes y emblemas se han consolidado en la memoria colectiva y se han convertido en definiciones territoriales. Desde su puesta en marcha todo el mundo sabe que Andalucía te quiere, en Galicia prima la gastronomía y el Camino y a Asturias nadie le disputa ser un paraíso natural.El objetivo es común. Hay que vender imagen, captar la atención y lograr que un logo diferente identifique a una ciudad o una comunidad autónoma.Burgos se ha sumado ahora a esta fórmula de promoción. Miranda fue la pionera, la capital lleva un año de experiencia y la última ha sido Aranda, que quiere anticiparse a la promoción que implica acoger una edición de Las Edades del Hombre. Sus objetivos no difieren y sus logos ‘Sonríe, es Burgos’, ‘Vivir Miranda’  o ‘La Ribera que me gusta’ tratan de asentarse en la memoria colectiva de propios y foráneos. Son marchamos que quieren identificar a la capital, Miranda y Aranda con un símbolo fácil, al margen de colores políticos y reuniendo elementos identitarios que eludan equívocos.Sin embargo en los tres casos provinciales se ha optado por unos logos que en lugar de mostrar los valores conocidos y hacer bandera de ellos se hace una declaración de intenciones prometiendo mejorar lo existente. Sólo bajo este prisma se entiende que la capital apueste por la sonrisa como si fuera un propósito de enmienda para ser menos adustos, Miranda no se define y Aranda apela a la Ribera como única atracción.