La Universidad Isabel I pide «flexibilidad» en la oferta de plazas de sus titulaciones
El rector, Alberto Gómez Barahona, no encuentra «razonable» que se apliquen los mismo ratios a los centros universitarios onlines que a los de modalidad presencial
SAMANTA RIOSERAS / Burgos
Nació con polémica y crece junto a ella. La Universidad Internacional Isabel I de Castilla, cuyo inicio de curso se topó de bruces con las críticas de las universidades públicas de la Comunidad que no lograron emprender un proyecto online común, solicita ahora libertad en la oferta de plazas de sus titulaciones.
El rector, Alberto Gómez, asegura que no se trata de «un malestar concreto» sino de manifestar «honradamente que la extensión sin diferenciaciones de los cupos restringidos no concuerda con el espíritu del Plan Bolonia».
Considera que, al tratarse de una universidad privada y de modalidad online, pueden «atender en cada caso la demanda de estudios existente sin menoscabo alguno de la calidad docente».
Por ese motivo, cree que los centros universitario, en especial los de índole privada, «han de contar con la flexibilidad suficiente como para atender de una forma efectiva la demanda de estudios».
A pesar de la vehemencia de sus palabras, sabe que la Ley de Universidades no contempla sus pretensiones -ni siquiera hace mención a los centros online-, pues la plazas para cada titulación deben ser aprobadas por la Agencia de Calidad del Sistema Universitario de Castilla y León.
«Cuando un determinado centro presenta un título, en la memoria para su aprobación debe aparecer el número de plazas para el que está organizado. Después es la Agencia quien lo aprueba o no teniendo en cuenta varios parámetros», explica el director de Universidades Ángel de los Ríos.
Entre dichos ítems, enumera las instalaciones y el profesorado como factores a tener en cuenta. «Lo primero es saber con cuántos profesores se cuenta y cual es la capacidad real de la Universidad», dice, aludiendo al protocolo de verificación de la Consejería de Educación.
En este punto discrepa con Gómez, quien subraya las diferencias entre la universidad tradicional y la online. «Nuestra propia naturaleza, nos plantea una exigencia menor de disposición de espacios. No resulta razonable que se nos apliquen los mismos ratios que a los centros presenciales, porque no estamos sometidos a los mismos condicionantes», reitera.Más información en la edición impresa.