INVESTIGACIÓN
La UBU pone en marcha el laboratorio de nanoseguridad
Personal especializado, dirigido por Santiago Cuesta, y equipamiento puntero son los elementos necesarios para su funcionamiento
La nanoseguridad es ya una de las líneas estratégicas de investigación de la Universidad de Burgos. Se suma, de esta manera, al interés europeo por priorizar este campo en el que la nanotecnología empieza a estar integrada en todos los bienes de consumo, desde en envases para alimentos hasta pinturas. La UBU inaugura un nuevo laboratorio, único en Castilla y León, dedicado al estudio de la nanoseguridad.
Está localizado en el edificio de I+D+i, pertenece a la infraestructura del Centro de Innovación en Tecnologías Industriales (CITI) y está asociado al nuevo Centro Internacional para el estudio de Materiales y Materias Primas Críticas en Tecnología Industrial, que la UBU está impulsando.
El laboratorio, que dirige el doctor Santiago Cuesta, responsable del grupo de materiales avanzados, tecnología nuclear y nanobiotecnología de la UBU, está completamente equipado y ha contado para su puesta en marcha con fondos europeos Feder.
Según explica Cuesta, «la nanoseguridad es un problema global al que nos vamos a enfrentar durante esta primera mitad de siglo XXI, igual que en su época surgieron problemas de contaminación asociada a la revolución industrial en el XIX y cuando en el XX se planteó el problema de los residuos nucleares cuando surgió la energía atómica».
La propuesta surge de la necesidad de hacer frente al «boom de la nanotecnología». A juicio del doctor, «tenemos que tener cuidado porque hay ciertos productos que las industrias ya están incorporando y no está nada claro qué va a pasar con esas partículas ‘nano’ (por debajo de los 100 nanómetros)».
En este sentido, la UBU apuesta por investigar sobre un gran potencial que requiere de una regulación estricta y de unas medidas de seguridad para los trabajadores y para la población en general.
Además, el científico recuerda que para Europa es una línea estratégica en la que se van a manejar importantes fondos económicos en el programa marco Horizonte 2020. De esta manera, los investigadores que participan y la Universidad de Burgos tratarán de hacerse con una parte de este presupuesto para la I+D. El H2020 financia prioritariamente acciones orientadas a innovar nuevas metodologías para regular los productos, acciones internacionales de normalización y legislación y la implementación de nuevas tecnologías o test rápidos que permitan predecir la toxicidad de un material.
También es una prioridad para Estados Unidos, Japón y Australia porque, en la actualidad, el ritmo de crecimiento de los avances en la nanotecnología que se va incorporando al mercado industrial «es mayor que la regulación existente, dado el número de elementos químicos y sus posibilidades combinatorias a nivel nano, para generar nanoproductos».
Santiago Cuesta, que se ha rodeado de un equipo de ocho investigadores entre doctores y becarios, ya formaba parte de los grupos de trabajo en nanoseguridad de la plataforma europea ‘Nanofutures’. A la vez, está iniciando su labor en la regulación e implantación de la nanoseguridad en Pymes dentro de la Asociación Europea de Industrias de Base Nanotecnológica.Sigue en edición impresa