El Correo de Burgos

PATRIMONIO

Hallan una trinchera francesa sobre la iglesia de San Román

«Es un descubrimiento único nunca antes documentado», celebraba ayer Fabiola Monzón, responsable de la excavación en busca de restos del templo medieval en la ladera del Castillo

Fabiola Monzón muestra parte de los descubrimientos a Fernando Gómez.-SANTI OTERO

Fabiola Monzón muestra parte de los descubrimientos a Fernando Gómez.-SANTI OTERO

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L. B.
Burgos

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Situada a los pies del Castillo, la iglesia de San Román fue un elemento importante dentro de la estructura medieval burgalesa y, además, un enclave decisivo en la Guerra de la Independencia, por eso el proyecto de búsqueda y estudio de sus restos se iniciaba con motivo del bicentenario de esta contienda.

Así, más allá de la estructura en sí de la iglesia, el descubrimiento más relevante de los últimos seis meses corresponde precisamente al uso de los restos del edificio destruido en octubre de 1812 como zona de defensa del ejército francés, ya que el acceso a su fortín se encontraba justo detrás del templo. «Ambos bandos la ocuparon en los meses posteriores por su importancia estratégica entre la ciudad y el castillo», indicó Fabiola Monzón, responsable del proyecto.

Así, hasta la voladura de la fortaleza, los franceses trabajaron en la zona para adecuarla a sus intereses bélicos. Más de dos siglos después, la delicadeza de las excavaciones ha permitido toparse con un resto de aquellos tiempos de batalla, «un elemento único y nunca documentado porque no habíamos podido intervenir en este entorno». Se trata de una construcción efímera de tierra levantada a modo de trinchera en el que los fusileros podían resguardarse de los ataques enemigos. Este descubrimiento, ubicado sobre la iglesia ya destruida y plagada además de elementos que hablan de aquel destrozo -botones, balas...-, permitirá conocer los materiales y el modo de creación de estas lomas artificiales de defensa.

Cabe recordar que tras dilucidar dónde estuvo ubicado el templo y hallar los primeros restos, presentados el pasado mes de abril, el objetivo de la campaña actual que culminará en octubre era «intentar delimitar el muro norte para conocer las proporciones que pudo tener». Se ha avanzado hasta 18 metros, ganados a la ladera, por 9 de largo, «lo que nos hace tener en la actualidad una superficie abierta de trabajo de 165 metros cuadrados», precisó la arqueóloga. Con todo, es una pequeña parte de un edificio que, se cree, alcanzaba los 800 metros cuadrados, con 20 metros de ancho y 40 de longitud».

En esta segunda fase de trabajos el equipo liderado por Monzón encontraba una segunda clave de menores dimensiones que la presentada al cierre de la campaña inicial y que «posiblemente pertenezca a uno de los laterales de la nave». «También hemos localizado uno de los pilares de la iglesia que nos va a permitir establecer las dimensiones del templo», explicó Monzón a pie de ‘obra’. Eso será en el futuro, no obstante, pues es posible que otros elementos necesarios para hacer tal cálculo queden fuera de la zona en la que se trabaja ahora.

Además, en la parte trasera de la excavación ha salido a la luz parte de un muro que «no sabemos si es parte de la cimentación o el relleno de uno al que se le ha extraído la piedra y el careado exterior». Monzón defiende no obstante «la potencia» de ese elemento, con más de 1,40 de espesor al que habría que sumar lo que queda fuera de la zona de intervención.

Hasta octubre se ahondará en los elementos ya atisbados para conocer al máximo su calado. Entre los más importantes la responsable de los trabajos indicó «el pilar ya al descubierto, el hornillo en el que al parecer se ubicó una de las cargas explosivas que derribaron el templo» o los restos de la estructura románica original sobre la que se levantó el templo gótico en los siglos XV y XVI.

La iglesia de San Román, que, según los documentos, ya en el siglo XII tenía un barrio adjudicado, era una de las más importantes por ubicarse en la zona habitada por la elite de la ciudad.

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