El Correo de Burgos

CONMEMORACIÓN

Sesenta años de cabalgada del Cid

La estatua ecuestre de Rodrigo Díaz de Vivar cumple seis décadas de existencia

Imagen de la estatua del Cid.-SANTI OTERO

Imagen de la estatua del Cid.-SANTI OTERO

Burgos

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Emblema de la ciudad y espectador de la historia más reciente, Rodrigo Díaz de Vivar lleva sesenta años dando la bienvenida al turista que llega a la capital burgalesa desde su querido e inseparable Babieca. Se cumplen ahora 60 años desde la instalación de una de las estatuas ecuestres más famosas del país y la única que recuerda la gesta del héroe castellano en la Comunidad. Tras cobrar vida en miles o millones de fotografías personales que se han llevado de recuerdo aquellos que han pasado por la ciudad y quedar inmortalizada en miles de postales, la obra ecuestre saluda al siglo XXI con el mismo vigor del día de su colocación: el 23 de julio de 1955, informa Ical.

La idea de rendir homenaje al Cid Campeador y erigir una estatua que recordase su vinculación con Burgos es anterior a la fecha en la que finalmente sucedió. Según los datos consultados en el Archivo Municipal de Burgos, son numerosos los antecedentes que dan cuenta del deseo de erigir un monumento en la provincia en memoria del héroe castellano. En concreto, las crónicas dan cuenta de la colocación de la primera piedra del monumento en la Plaza de Castilla, así como de las gestiones llevadas a cabo en 1926 con motivo del Centenario del nacimiento del Cid en plena dictadura de Primo de Rivera.

Sea como fuere, no fue hasta 1947 cuando el entonces alcalde de Burgos, Carlos Quintana, con motivo de una edición especial del Cantar de Mio Cid por la Junta del Milenario de Castilla, inició las gestiones definitivas. Contacta así con el escultor más famoso de la época, el andaluz Juan Cristóbal González Quesada, rubricando un contrato al que ha tenido acceso la agencia Ical. En el citado acuerdo, firmado el 8 de septiembre de 1947, que nunca llegaría a cumplirse del todo, las partes firmantes acordaron que la estatua debía de sostenerse «en cuatro grandes losas en las que se grabase en los laterales una selección de fragmentos del texto del poema». Además, se concedió una altura global de ocho metros al monumento quedando la estatua con tres de ellos y el pedestal con los cinco restantes.

Materiales

En cuanto a los materiales, se acordó que fueran granito gris, granito rosa y piedra blanca de Colmenar: ‘Materiales indestructibles por el clima de Burgos’. Pese a que el alcalde Quintana dejó claro al artista que el tiempo de ejecución de la estatua no debía superar los catorce meses, las desavenencias entre las partes firmantes y los problemas no esperados a los que hubo de hacer frente el escultor alargaron la entrega siete años más de los esperados desde el consistorio burgalés.

Un hecho que desesperó al regidor municipal creando desavenencias nunca resueltas entre escultor y los mandatarios franquistas. Ocho años después de que se iniciaran los trabajos, la ciudad se engalanó para los actos de inauguración del ansiado monumento. Fue en 23 de julio de 1955 y la hazaña fue retransmitida por el NODO, con la presencia del caudillo incluida.

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