El Correo de Burgos

La selección genética de los primeros agricultores

Restos de El Mirador, Atapuerca, se integran en el estudio de ADN antiguo de las poblaciones agrícolas europeas desde hace 8.000 años

Trabajos de excavación en Mirador.-RAÚL G. OCHOA

Trabajos de excavación en Mirador.-RAÚL G. OCHOA

Burgos

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‘Nature’ ha publicado un estudio sobre la variabilidad genética desde los primeros agricultores de Anatolia (Turquía) con 8.000 años de antigüedad y hasta . Los restos genéticos obtenidos de diferentes yacimientos de Europa incluyen a los yacimientos de Mirador (Atapuerca) con entre 4.000 y 4.100 años de antigüedad. Estos primeros agrícolas del neolítico empiezan a adaptarse a los alimentos que ellos producen y esa ingesta deriva en modificaciones genéticas que implican desde la superación de la intolerancia a la lactosa en adultos hace 4.000 años, la adaptación de genes para lograr la inmunidad a las enfermedades del pasado o la pigmentación, la altura, el porqué de algunas deficiencias vitamínicas o la enfermedad celíaca.

Un equipo multidisciplinar de investigadores liderados por David Reich (Broad Institute, Harvard), Ron Pinhasi (University College Dublin) y Wolfgang Haak (Max Planck Institute) y con participación de centros de investigación españoles, entre ellos el Instituto de Biología Evolutiva (CSIC-UPF) y el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES-URV), ha realizado este estudio que analiza las adaptaciones genéticas. Se han analizado un total de 260 genomas antiguos y han detectado señales de selección en una docena de genes. De Atapuerca se han tomado los estudios genéticos de quince muestras de la Edad del Cobre, datadas entre hace 4.800 y 4.200 años procedentes del Yacimiento de Atapuerca ‘El Mirador’.

Los investigadores han podido observar, en el espacio y en el tiempo, cómo algunas variantes genéticas eran favorecidas por la selección natural y aumentaban de frecuencia a lo largo de los milenios, hasta llegar en algunos casos a frecuencias del cien por cien en los europeos actuales. Dichos genes están implicados en los procesos adaptativos que han modelado los genomas de las poblaciones europeas y les han permitido sobrevivir.

Para el responsable del trabajo científico en este yacimiento e investigador del Iphes de Tarragona, José María Vergés, «los datos obtenidos son fundamentales para comprender el papel que han jugado las adaptaciones culturales en la configuración genética de las poblaciones europeas de la Prehistoria reciente». El genetista que obtuvo el ADN del túmulo funerario de Mirado e investigador del Instituto de Biología Evolutiva (CSIC-UPF), Carles Lalueza-Fox, «este es el primer paso para entender cómo han evolucionado las poblaciones humanas en tiempos recientes. El análisis de más muestras antiguas en el futuro permitirá conocer episodios menores de selección a escala regional». Para Juan Luis Arsuaga, apasionado de los estudios genéticos, «es muy interesante ver cómo el ser humano se ha seleccionado a sí mismo en los últimos ocho milenios de una manera inconsciente, es decir, creando nuevas presiones de selección para adaptarse a los alimentos que él mismo produce y consume».

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