Militantes, la fuerza de la política
Entre 20 y 50 simpatizantes por formación se movilizan para que nada falle en la campaña
Ha sido un año intenso para Mercedes Díaz. En 25 años que lleva a filiada y colaborando en las campañas del Partido Popular, no recuerda tanto trabajo concentrado en año y medio. Han sido tres elecciones pero ahora tocaba «dar el todo por el todo en las generales». Suele estar en las sedes de campaña y este año estuvo frente a la Catedral. Ubicación muy concurrida. Allí se turnan el trabajo con un horario amplio de mañana y tarde y se dedican a atender a quien pregunta, a llenar sobres con su papeleta o cumplimentar el impreso del voto por correo. Lo que más le sorprende después de tantos años es la actitud de los más jóvenes. «Son muchos chavales de 18 a 20 años que vienen preguntando por el programa y te dicen que lo han hecho en todos los partidos porque buscan un voto consciente».
Jóvenes y mayores se turnan en la caseta de Unión Popular frente al Arco de Santamaría. Bicicletadas, reparto de pasquines, pegada de carteles ... Todos ellos unidos por un ideario común que empuja a la formación. Porque además de las consignas de siempre ha sido la formación de Twitter. A nivel nacional su líder no estaba en los debates pero los ganaba en redes sociales. Algo así se puede decir que ha sucedido con su candidato al Congreso por Burgos, Manolo Alonso. Conocido por su visibilidad durante el conflicto de Gamonal no tiene perfil de Twitter pero sí es el único candidato al que le han creado un hastag #manoloune y camisetas propias que lucen allí donde no le invitan, pero ha hecho campaña en la provincia, en la región y en Álava.
Para Ciudadanos, el grupo de militantes motivados por un líder carismático, el trabajo más importante ha sido estar en el medio rural, un entorno que quieren potenciar porque les achacan querer destruirlo. Ha sido su lucha en una de las provincias con más municipios de España, Burgos, y se han pateado toda la provincia, como el resto de formaciones, pero en estos nuevos partidos el trabajo se reparte entre menos personas. Las grandes formaciones pueden movilizar a más de 50 simpatizantes, otros no superan los 20.
Responsabilidad ha tenido este año Irene Palomero. Afiliada a Juventudes Socialistas desde finales de los 90 y al PSOE desde hace cinco años, en esta campaña no ha dejado de estar pendiente del móvil. Trabaja como profesora universitaria en Madrid pero durante algo más de una semana ha sido el corazón, la voz y las teclas del whatsup en la organización de los actos de campaña del PSOE. Su función es que nada falle y los afiliados no falten. La foto del líder rodeado de militancia es clave. Lograrlo supone «muchas gestiones, mucho teléfono y mucho ir de aquí para allá». A ello hay que unir que «en la provincia de Burgos es muy difícil moverse hay muchos rincones y las comunicaciones que hay en carretera no son fáciles». En su móvil las llamadas a los líderes comarcales, las reservas de locales en los que reconoce que «no hemos tenido problemas porque la Junta electoral decide qué espacios se deben ocupar y lo que tienes que hacer es reservarlo antes que los demás, cuadrar agendas, que la gente no falte...». Algo que reconoce que hace por «la necesidad de que algo cambie, de que las cosas se hagan mejor no por encontrar mi hueco en política porque a eso no estoy».
Si Irene está pegada al teléfono casi constantemente, a Irineo García se le ha visto, siempre que el trabajo lo ha permitido, en el coche de campaña de Podemos. Empezó a despertar su instinto político con el movimiento del 15M y cuando empezaron a surgir los círculos de Podemos y la formación morada «vi que eran los que podían cambiar las cosas». Desde entonces Irinero es el hombre para todo en el partido. Con el coche por la capital y la provincia para «pegar carteles de los actos, anunciar nuestros mensajes por megafonía y ayudar en lo que haga falta». Un ejemplo de su trabajo bien hecho, el lleno de Monedero en Lavaderos, al que conducía en su entrada triunfal al polideportivo.
Sin los militantes el rey o reina no es nada. Son los peones de un ajedrez incierto que permiten que todo fluya durante 20 días. Ahora es el momento de mover ficha. La fuerza ya la han puesto ellos que, casi seguro, volverán a estar en las próximas.