Burgos recibe a los Reyes Magos «con la alegría de siempre»

Esta vez sí, llegaron a tiempo. Pasaba un minuto de las 20 horas cuando Melchor salió al balcón del Teatro Principal para acaparar los primeros aplausos. «Cuando dicen que Burgos es frío será con otros, no con nosotros», declaraba el más veterano de los Reyes Magos al constatar que la ciudad les recibía con «la alegría de siempre». Minutos antes, una vez finalizada la Cabalgata, los más pequeños -a pie o a hombres de sus padres- marcaban el paso para ver lo más de cerca posible a Sus Majestades.En ese momento, más de un pequeño analizaba mentalmente su comportamiento durante los últimos 365 días ante la presencia de los duendes carboneros de Ronco Teatro, dispuestos a pasar lista y saber quiénes se habían portado mal.Gaspar se encargo de tranquilizarles definitivamente. En el «mejor momento de nuestro viaje por el mundo», el Rey de barba castaña aseguró que los niños burgaleses ganan «por goleada» a la hora de recibir regalos. Muchos respiraron aliviados, aunque a buen seguro pasaron la noche en vela esperando la llegada de los primeros rayos de luz para asaltar el salón de sus casas.Y salió Baltasar, vitoreado masivamente en una plaza «acogedora» que nunca defrauda. Aparte de insistir en la promesa de portarse bien y aplicarse en los estudios, pidió un pequeño favor a niños, padres y abuelos: «dejad algo en la ventana para que los camellos puedan comer y beber». No es para menos, pues dar la vuelta al mundo para repartir felicidad en una sola noche no es tarea fácil.Hasta la banderaDe todo había en la calle Vitoria: padres primerizos y veteranos, abuelos curtidos en mil cabalgatas, los clásicos rezagados de última hora apurando sus compras e incluso cuadrillas de adolescentes y veinteañeros reviviendo una noche mágica no demasiado lejana. Si ya resultaba complicado caminar con celeridad desde Eladio Perlado hasta la Plaza del Cid, el último tramo del recorrido se antojaba imposible.Los Reyes Magos volvieron a estar muy bien acompañados durante todo el trayecto. Más de 500 personas entre efectivos de Policía Local, Bomberos, equipo de limpieza grupos de danzas, compañías de teatro y pajes se encargaron de animar una comitiva llena de luz, color y alegría. Tampoco faltaron los caramelos, un aliciente más para dejar un buen sabor de boca entre los cientos de niños que hoy no han podido pegar ojo.