El Correo de Burgos

TRÁFICO

Los agentes en moto realizarán controles de droga más frecuentes

La DGT destinará este año más recursos económicos para adquirir nuevos equipos de prueba que pueden transportarse en moto o en coche / Comenzaron a utilizarse en 2015

Un agente de la guardia civil explica a un joven cómo se realiza la prueba en un control al que asistieron los medios de comunicación.-ISRAEL L. MURILLO

Un agente de la guardia civil explica a un joven cómo se realiza la prueba en un control al que asistieron los medios de comunicación.-ISRAEL L. MURILLO

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N. E. BURGOS
Burgos

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La batalla contra el consumo de alcohol y drogas al volante se acentúa cada año. Especialmente destaca la lucha para detectar la ingesta de estupefacientes y también de medicamentos que afectan a las capacidades para conducir.

Los controles preventivos de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil no dejan de crecer y para este 2016 se espera un «aumento exponencial porque esta es una prioridad», en palabras del jefe provincial de Tráfico, Raúl Galán.

De hecho, asegura que se han incrementado los recursos económicos para equipar a los agentes en cada provincia con nuevos aparatos en todos los destacamentos. En concreto, se han adquirido pruebas que pueden transportarse en las motocicletas de la Guardia Civil, algo que va a permitir realizar nuevos controles ante una infracción o un accidente que pueda detectar, en un momento dado, la patrulla motorizada que se mueve con mayor agilidad por las vías interurbanas.

Hasta ahora en los controles era necesario llevar el vehículo de atestados ya que el ‘kit’ tenía un tamaño similar a la torre de un ordenador de mesa, mientras que los más nuevos apenas ocupan como un pequeño botiquín. «La idea es realizar controles más frecuentes y más ágiles y que, en un futuro, se pueda equiparar el control de drogas con el de alcohol», indica el jefe de Tráfico, que añade que el pasado ejercicio comenzaron a utilizarse las pruebas nuevas. Este 2016 se extenderán más ya que representa un objetivo para la Dirección General de Tráfico (DGT). «La idea es que cualquier unidad, ya en moto o en vehículo convencional, lleve consigo los nuevos equipos y que, en cualquier circunstancia, como en un control de documentación si observan algo raro puedan realizar la prueba», concreta.

Durante el pasado 2015, los agentes realizaron 1.314 pruebas en las carreteras de la provincia. Es una media de casi cuatro pruebas cada día del año y lo que llama la atención es la alta incidencia de positivos. Un total de 441 conductores habían consumido sustancias como cannabis, la más frecuente, cocaína y anfetaminas, entre las que es capaz de detectar este equipo.

El 33,5% de los conductores a los que se le hizo el control dieron positivo. Es un porcentaje muy alto, si se compara con el grado de incidencia de un control de alcohol, donde apenas el 1% de los conductores es sancionado, según recuerda el jefe provincial de Tráfico, que señala que la ciudadanía está más concienciada con respecto a las consecuencias del alcohol en conducción.

Un control de drogas es más gravoso que el de alcohol. En este segundo es habitual que ante un dispositivo especial en carretera, todos los conductores que pasen tengan que ‘soplar’ para detectar si han consumido algún tipo de bebida alcohólica. Sin embargo, los de sustancias estupefacientes conllevan otro protocolo que comienza aplicando la experiencia de los agentes, «cuando detectan en el conductor algún síntoma, entonces se le pide que pase al control que analiza la presencia de drogas a través de la saliva».

Este método de observar los síntomas del conductor resulta bastante acertado como se deduce del elevado porcentaje de positivos, cercano al 40% en los controles efectuados durante 2015.

El jefe provincial de Tráfico explica que fue en 2013 cuando comenzaron con estos dispositivos especiales para el control del consumo de estupefacientes. Ese año en la provincia de Burgos se efectuaron apenas 75 pruebas y de ellas 63 fueron positivas, un 84%.

Mientras, en 2014 se alcanzó la cifra de 354 pruebas realizadas en controles preventivos, de las cuales 186 terminaron en infracción por consumo de sustancias. En este caso representa el 52%, uno de cada dos conductores controlados dio positivo.

El 95% de las pruebas se llevan a cabo en campañas específicas de drogas y el otro cinco por ciento se realiza ante una infracción del código de circulación o bien ante un accidente.

Infracción

La sanción por un positivo en drogas es una de las más graves de las que recoge el código de circulación, La multa económica oscila entre los 600 y los 1.000 euros, dependiendo de si es la primera vez o de si existe una reincidencia. En cuanto a los puntos, el conductor perdería seis.

La directora general de Tráfico, María Seguí, apuntaba recientemente que si nadie circulase habiendo tomado alcohol o drogas se salvarían cada año 900 personas. «Es un dato que habla por sí solo», insiste Galán, que recuerda que el objetivo no es sancionar sino reducir la siniestralidad en las carreteras.Vías interurbanas y también urbanasDesde Tráfico se está acentuando la relación con los cuerpos de Policía Local de las capitales de provincia para que también en las vías urbanas se puedan realizar este tipo de controles. En el caso de Burgos se ha firmado recientemente un convenio por el que los agentes recibirán 200 kits para realizar este tipo de exámenes y, próximamente, se ampliará a las ciudades de Aranda de Duero y Miranda de Ebro. Raúl Galán, jefe provincial de Tráfico, recordaba que el destacamento de la Guardia Civil de ambas zonas está perfectamente equipado para realizar acciones preventivas tanto en Aranda como en Miranda, pero de lo que se trata es de que los agentes de policía local se puedan sumar. «Esto supone un coste económico y un esfuerzo por parte de la policía local que tiene que familiarizarse y aprender a manejar las pruebas», añade.

La Agrupación de Tráfico viene realizando campañas preventivas en diciembre, en las vísperas de la Navidad, así como en los primeros días de junio y en agosto. A estas acciones se suman los ayuntamientos y, de esta manera, la Policía Local controla las vías urbanas y la Guardia Civil las interurbanas.

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