El Correo de Burgos

SEMANA SANTA

Emoción ante el indulto del reo

La Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y de Santiago liberó a un preso el Sábado Santo

En el Arco de Santa María se cumplió con la tradición de liberar al reo.-RAÚL OCHOA

En el Arco de Santa María se cumplió con la tradición de liberar al reo.-RAÚL OCHOA

Publicado por
VALERIA CIMADEVILLA
Burgos

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La Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y de Santiago, el Sábado Santo es el día más especial de la Semana Santa. Además de portar en hombros el paso de Nuestra Señora de la Soledad, llevan a cabo el acto del indulto a un reo.

Carlos Gutiérrez, Hermano Mayor de la Cofradía desde hace dos años y miembro de ella desde los 14, cuenta que el proceso lo prepararon desde octubre del año pasado. En el indulto hay un informe preceptivo tanto de fiscalía como de la cárcel. Por eso es importante que sea la propia prisión la que dé los posibles candidatos, ya que van a ofrecer los que tienen el informe más favorable. «Entre los candidatos que nos ofrece la cárcel para concederle el indulto elegimos a uno y le sometemos a una serie de preguntas para ver si es apto». La concesión compete al Rey, a propuesta del ministro de Justicia, previa deliberación del Consejo de Ministros y se acuerda mediante Real Decreto, que deberá publicarse en el Boletín Oficial del Estado.

El indulto no siempre se concede; de hecho el año pasado el Consejo de Ministros lo denegó: «No te dicen el motivo de porqué te lo deniegan. Por eso hay que procurar que cumplan al máximo el perfil para que lo concedan».

Para Carlos Gutiérrez fue muy emocionante por varios motivos: «Como Hermano Mayor ha sido mi primer indulto. Además, como soy abogado lo he redactado yo. Tambié porque se que hemos acertado con la persona». Según explicaron desde la cofradía, el preso burgalés liberado es un un hombre de 46 años, autónomo, casado y padre de dos hijos, que fue condenado por un delito contra la salud pública cuando actuaba como ‘mula’ en el sur de la península y le sorprendieron con hachís. Fue sometido a un juicio rápido y le trasladaron a la prisión de Burgos, su ciudad natal. La condena que le pusieron fue de tres años y 5 meses. Llevaba casi las tres cuartas partes cumplidas. Por otra parte tenía una pulsera telemática y solo iba a la cárcel a firmar. Según el reglamento penitenciario era fácil que se le concediera el indulto, porque cumplía con los requisitos.

«Cuando se lo comunicamos fue muy emocionante, su mujer llorando y él también. Está más que agradecido», nos cuenta Carlos Gutiérrez. Añade que «reconoce que cometió un error y que ha tenido mucha suerte con esto. De hecho quiere hacerse cofrade, a pesar de que no se lo exigimos».

Durante la procesión el recluso, que ya está en libertad, se traslada vestido de cofrade, con el capirote, la capa roja y el hábito negro, al Arco de Santa María. Ahí se queda esperando y cuando pasa la Virgen de la Soledad el Hermano Mayor da tres aldabonazos en la puerta. El preso liberado abre y se da un abrazo con el Hermano Mayor y con el abad de la compañía. Posteriormente se incorpora a las filas y se dirige hasta la iglesia de Santa Águeda en procesión. Allí se mete dentro y se quita el capirote y el hábito, para después mezclaser con el resto de personas, respetándose así su identidad en todo momento.

El paso de la Virgen de las Flores va sobre los hombros de los costaleros de la cofradía, que van marcando el paso hasta la Plaza de Santa Águeda. Ahí la bailan y le dan la vuelta para meterla mirando hacia el público. «Este año hemos tenido la suerte de contar con la presencia de varias autoridades como Jose María Arribas, secretario general de la Subdelegación de Gobierno, Luis Carlos Antón Herrera, director de la prisión, y el teniente coronel de Zaragoza del Regimiento de caballerías España Nº 11, con el que estamos hermanados». Para Gutierrez la espera y los nervios por la emoción merecieron la pena. «Es una procesión que tiene mucha devoción y fama en Burgos».

La procesión

Como marca la tradición desde hace casi cinco siglos, la talla de Nuestra Señora de La Soledad procesionó en la más absoluta soledad por las calles de Burgos. Sola, de riguroso luto y en un silencio solo roto por las salvas que recibió a su salida del templo en el que prestó juramento, según reza la leyenda, el Cid Campeador.

La Virgen salió a hombros de dieciocho cofrades a las 20 horas. Minutos antes, fieles y cofrades habían entonado varios vivas a la Virgen desde el interior de un templo medieval, cercano a la Catedral de Burgos. Una estampa que lleva repitiéndose desde el siglo XVI, según estiman los historiadores que sitúan a la famosa cofradía en la época de mayor florecimiento de la capital castellana.

Acompañada por el sonido de la banda de tambores y cornetas, la talla superó la esquina de la calle Martínez del Campo donde la esperaban cientos de fieles en el más absoluto silencio. Antes tuvo que sortear la estrecha calle de Santa Águeda vestida con un manto de pétalos de rosas naturales. No menos emotivo fue el encuentro de la madre de Dios con las moradoras del Convento de las Madres Salesas que agasajaron a la Virgen con un repertorio musical, propio para esta jornada de luto nacional.

Esta es sin duda una de las estampas más vistosas de la Semana Santa de Burgos puesto que las monjas cantan a la Virgen desde la celosía sin tener contacto físico alguno ni con la Virgen, ni con las cientos de personas que se apilan en esta estrella calle para escuchar un canto que busca calmar el dolor de la madre de Jesús, informa Ical.

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