Fallece un hombre en un bar de la calle Vitoria en Gamonal
La policía local intentó hacerle una primera reanimación, pero finalmente murió de un infarto
Los hechos ocurrieron ayer alrededor de las 9,30 de la mañana. Julián V. G., natural de Pradoluengo y de 65 años, entraba en un bar de la calle Vitoria del barrio de Gamonal para pedir una cerveza sin alcohol. Testigos presenciales cuentan que tras hablar unos minutos por teléfono se inclinó hacia adelante y ya no respondió.Dos policías locales acudieron al lugar rápidamente, intentando hacerle una primera reanimación sin obtener resultado. El hombre finalmente murió de un infarto sin que los servicios de emergencia pudieran hacer nada.Por otra parte la Guardia Civil sorprendió en dos ocasiones un mismo camión con exceso de peso. El vehículo transportaba troncos de madera desde la provincia de Guipúzcoa hasta la comarca de Pinares burgalesa, con un exceso de peso que ponía en riesgo la seguridad vial y la propia del conductor. Los controles se realizaron entre el viernes y el lunes y en puntos diferentes de la N-234.Asimismo, hace unos días una Patrulla del Seprona, dentro de la Operación Vareto puesta en marcha para la prevención y control del furtivismo durante la campaña 2016, paraba un vehículo en una localidad del eje de la N-623, al norte de la provincia. En el interior de coche se veía un rifle debidamente transportado en su funda y con su guía correspondiente. El conductor poseía permiso de armas y licencia de caza en vigor. Pero al observar un inusual nerviosismo en el conductor, se practicó un registro más profundo al maletero, donde se encontraron dos mochilas. De una de ellas sobresalía la cuerna de una cabeza de corzo macho (Capreolus capreolus), a pesar de que el cazador manifestó no haber abatid ninguna pieza, la cual no portaba el correspondiente precinto.Adicionalmente fueron localizadas en una bolsa de plástico varias piezas de carne, supuestamente pertenecientes a este cérvido, careciendo de la «declaración responsable de procedencia» necesaria para transportar partes o derivados de caza de especies precintables, conforme a lo establecido en la Ley de Caza de nuestra Comunidad. Finalmente el cazador acabó reconociendo haber abatido al corzo.