SANIDAD
Las enfermeras auguran un verano caótico por la falta de sustituciones
En su Día Internacional, la presidenta del Colegio Oficial, Esther Reyes, y la secretaria provincial de Satse, Isabel Rodríguez, advierten de que el colectivo está «muy quemado»
El verano se antoja caótico en las plantillas de Enfermería de los centros sanitarios públicos, en los que se concentra el grueso de las más de 2.000 profesionales colegiadas en Burgos. No será el primero pero, según advierten las representantes del colectivo, puede que sea el peor desde que la crisis ‘devoró’ la inversión en sustituciones.
Hoy se celebra el Día Internacional de la Enfermería y tanto la presidenta del Colegio Oficial, Esther Reyes, como Isabel Rodríguez, secretaria provincial de Satse -que ronda las 1.100 afiliadas-, coinciden en tal augurio.
Y es que a lo ajustado de las plantillas y a la mínima cobertura de las vacaciones, que en Atención Primaria se reduce ya por norma a cuatro días al año por profesional, se añaden en esta ocasión otros factores como la devolución de la mitad de los días libres suprimidos en ejercicios anteriores o la ‘presunta’ inmediatez de la oposición que tiene al colectivo en vilo desde hace meses.
Sin aún confirmación oficial por parte de la Consejería de Sanidad, todo apunta a que el examen se celebrará en septiembre y cada minuto de estudio cuenta. Siempre que la convocatoria llegue a buen puerto, claro, al contrario de lo que ocurrió el pasado mes de noviembre, cuando al borde mismo de la prueba los tribunales obligaban a suspenderla. «Todo el mundo quiere estar preparado y nos tememos que para las pocas sustituciones que se plantearán será difícil además encontrar a alguien que descuelgue el teléfono», explica la representante sindical.
Así, con poco que festejar, más allá de la devoción que este gremio tiene a su labor, que consiste en «cuidar a los pacientes», según subraya Rodríguez, el personal de Enfermería aprovecha la efeméride para reivindicarse como «agente fundamental de la salud» y para denunciar la «precarización» progresiva de sus condiciones laborales.
«Las enfermeras están muy quemadas», sentencian ambas portavoces por separado aunque con similar tono, tan triste como contundente. Lo achacan a la elevada carga asistencial y esta deriva, una vez más, en el recorte de recursos humanos del sector, y recuerdan que, junto a las propias profesionales, los principales perjudicados de esta situación «límite» son los pacientes. «No tenemos tiempo para prestar la atención con la calidad que debemos. Nuestro papel es escuchar, informar, aconsejar, no solo aplicar determinadas técnicas, cuidar es mucho más que eso», subraya Rodríguez.
PARO O ‘EXILIO’
Las hay, no obstante, que tampoco pueden quejarse de la carga de trabajo porque ni siquiera lo atisban. En esa tesitura están las últimas promociones de tituladas universitarias. «Van directas al paro», explica Reyes. «Las más decididas se marchan a Inglaterra pero porque no tienen otra alternativa», añade, para señalar que, con todo, tampoco irse es ahora tan sencillo como hace unos años. «Hasta hace poco con un nivel de inglés básico servía. Allí te formaban. Ahora han elevado la exigencia y también las trabas burocráticas», comenta.
A estos frentes abiertos se suman otros de carácter normativo, como la criticada regulación de la prescripción enfermera, «cuyo desarrollo -y por ende la batalla que el colectivo tiene en contra- se ha ralentizado por la propia dinámica del país», recuerda Reyes o los proyectos regionales de desarrollo de la profesión «que tampoco acaban de arrancar, como si la Junta se hubiera contagiado de esa parálisis del Gobierno central», lamenta la presidenta del Colegio Oficial de Enfermería.
De ahí que el mensaje dirigido a las administraciones con motivo del Día Internacional del colectivo sea claro y unánime: «Necesitamos que reaccionen».