El Correo de Burgos

Trotaburgos / Herrán

La guardiana de piedra

Sita en el valle de Tobalina, la localidad es la entrada al desfiladero de Purón, donde la montaña se abre para dar paso al río Rudrón

Junto a Herrán, el desfiladero de Purón, bello recorrido con impresionantes vistas.-ECB

Junto a Herrán, el desfiladero de Purón, bello recorrido con impresionantes vistas.-ECB

Burgos

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Rodeada de naturaleza, con el Rudrón como eterno vecino y con la piedra como aliada dentro y fuera de sus calles, en el valle de Tobalina se enclava la localidad de Herrán. Si bien la historia pervive en ella en forma de recuerdos escondidos en enclaves desgraciadamente en ruinas, sus lugareños la mantienen viva a la par que sus más jóvenes vecinos juguetean estos días por sus rincones y calles.

Y es que el poco más de un centenar de vecinos que habitualmente convive en esta localidad del valle tobalinés, se ha marcado dos objetivos para demostrar que el mundo rural existe y persiste. Uno de ellos ha sido reunir información sobre los diferentes elementos, que como vestigios de la vida que tuvieron siglos atrás, hoy son testigos de un pasado vigilante y fortificado. El segundo, dar forma cada verano a un variado programa para público de toda edad, con el que impedir el aburrimiento e invitar a disfrutar a aquél que quiera venir.

Así, uno de los enclaves del lugar es la ermita de San Roque

-originariamente de San Felices- la cual fue construida en torno a los siglos VII u VIII, pero no documentada en textos hasta el siglo XI, según se recoge en textos depositados en el monasterio San Millán de la Cogolla. Recóndito lugar, a poca distancia del estrecho cañón de Las Puentes que recibe su nombre del gran puente que tiempo atrás construyeron allí los romanos-, se le considera el primer asentamiento de una comunidad religiosa que daría después lugar al importante monasterio de San Martín de Ferrán, cuyas ruinas se encuentran a apenas un kilómetro del rocoso lugar.

Levantada sobre un promontorio calizo, el pequeño rincón contó con apenas 16 metros cuadrados de superficie y con una de sus paredes asentada sobre la enorme roca. Alguna de las cuales aún puede verse, lo que hace de ella testigo mudo de tiempos mejores, que los lugareños se resisten a olvidar. De ahí que sea la campa existente en sus cercanías, el escenario elegido cada agosto para celebrar una misa campestre con motivo de San Roque, punto de reencuentro entre todos.

Cascadas y roca

Pasado del que también es testigo la necrópolis que, al contario de lo que era habitual según detallan los expertos, se cree que siguió al monasterio, cuando lo habitual es que a éstos les precedan los cementerios rupestres. El de Herrán permite ver aún hoy, algunas tumbas al pie del antiguo cenobio, que convierten en lugar en uno de los de referencia de la provincia burgalesa.

Herrán es también la villa guardiana de la entrada al desfiladero del Purón, que conecta el valle de Tobalina con el actualmente alavés de Valdegovía a través de la Sierra de Árcena. Los amantes de la naturaleza l lo tienen fácil, y el resto también. Basta tomar el camino hacia el desfiladero del Purón que, paralelo al Rudrón, conecta el valle con la sierra de Árcena.

Pequeña lengua de territorio alavés ‘pegadito’ al burgalés donde juntas sendas provincias ofrecen un bello paraje natural repleto de espectaculares cascadas, empinados riscos y estrechos pasajes, donde la naturaleza muestra su poderío y belleza.

Riqueza natural y artística en sus rincones y entorno que los habitantes desde hace años compaginan con un sinfín de actividades donde no falta la música y el buen humor, y e deseo de disfrutar del mundo rural entre amigos.

Variedad de propuestas para grandes y pequeños que este fin de semana, han protagonizado un concierto de Sin copa o el encuentro motero que repite tras la exitosa primera edición de 2015.

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