El Correo de Burgos

Las marcas ocultas que dejan huella

La Catedral acoge una exposición de La Real Casa de la Moneda sobre la historia del papel y cómo se hacen las marcas de agua y las filigranas

Rafael Calvo, el primer grabador que tuvo la fábrica de papel de Burgos, posa con Carlos García, su sucesor.-RAÚL G. OCHOA

Rafael Calvo, el primer grabador que tuvo la fábrica de papel de Burgos, posa con Carlos García, su sucesor.-RAÚL G. OCHOA

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VALERIA CIMADEVILLA
Burgos

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La sala Valentín Palencia de la Catedral de Burgos será el escenario de una exposición monográfica de La Real Casa de la Moneda, que nos invita a adentrarnos en la historia del papel, sus tipos y el uso y significado de la marca de agua. Bajo el título ‘Filigranas, las huellas del agua’, la intención es dar también a conocer la función que se realiza desde la fábrica de papel que tiene en Burgos, la única de industria de papel de seguridad que hay en España. «Queríamos acercar al resto de la población lo que hacen allí y transmitir la idea de que no es una papelera normal y corriente», afirmó Jose María Pérez, comisario de la exposición, ayer en su inauguración, añadiendo que es una industria de estado, pero sobre todo de vanguardia, al estar a la cabeza a nivel europeo en innovación y de calidad. Así Pérez indicó que en la fábrica no sólo se hace papel, también se realizan billetes impresos, documentos de seguridad y monedas, entre otros.

A su vez la muestra quiere ser un reconocimiento a esos artistas grabadores, también ocultos, a pesar de que sus obras son mundialmente conocidas, y que son los causantes y hacedores de las marcas de agua en la fábrica de papel de Burgos. Dos protagonistas, Rafael Calvo, el primer grabador que tuvieron, y Carlos García, que le sucedió y que a día de hoy sigue trabajando.

Una de las piezas más destacadas es precisamente de Calvo, una marca de agua que representa la fachada de la catedral.

Otra obra es un proyecto que realizaron en 2010, y al que denominaron ‘Billete Lince’. Hecho con tecnología digital, fue encargado por el propio departamento comercial de la fábrica como muestra para posibles clientes, en el que aparecían todas las medidas de seguridad que podían incluir. «Para que viesen la capacidad de la fábrica, mostrando todas las características de seguridad que lleva el billete, tanto papeleras como de impresión».

En el procedimiento de fabricación tradicional de los billetes, que se utilizó desde el siglo XIX hasta la última década del siglo XX, se utilizaba una lámina de cera plana que se colocaba en una mesa al trasluz. El grabador, en este caso Rafael Calvo, iba retirando la cera, dando lugar al retrato o el diseño escogido por el cliente. Después, con una serie de sistemas de moldeado, se fabricaban unas matrices metálicas en las que se hincaba una tela, sobre la que luego se depositaba la pasta de papel. «Lo importante del papel con marca de agua y de seguridad es que se transfiera ese relieve de forma que haya más masa de papel o menos, en función del relieve que lleve la malla», explicó Pérez. Su sucesor Carlos García, procede de la industria gráfica, e introdujo en Burgos el diseño por ordenado de la marca de agua, grabando directamente las matrices para hincar la tela con una máquina de control numérico. «Este proceso fue pionero en Europa, y gracias a él en el papel del euro hemos tenido un protagonismo enorme en las distintas marcas de agua que se han hecho», subrayó Pérez.

La exposición estará hasta el 27 de septiembre con entrada gratuita.

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