Alquiler social para los inquilinos de Alvar Fáñez

Petya, la matriarca de una de las dos familias que el pasado martes se vieron por sorpresa desahuciados y en la calle ante el impago de la hipoteca del arrendador de la vivienda que habitaban, no podía contener las lágrimas al salir a las puertas de Bankinter. Se aferraba al papel que a media mañana de ayer sacaba firmado y en el que la entidad financiera se comprometía a un alquiler social para la única vivienda que consta en el edificio de Alvar Fáñez que el propietario había dividido en dos para cobrar dos alquileres. De esta manera la familia de Petya y la de Mohamed abonarán el alquiler y el pago de suministros entre los dos.

Este caso podría no ser único. El mismo propietario tiene otros tres inmuebles con cargas hipotecarias. Uno de ellos ya se ha procedido al levantamiento aunque los inquilinos se fueron antes del desahucio. De los otros dos sobre los que la PAH tiene conocimiento de que tiene cargas hipotecarias una está alquilada y otra aún desconocen si hay personas viviendo en ellas o no.

Desde la PAH sospechan que lo mismo que hacía con Mohamed y Petya, que abonaban el alquiler (350 euros mensuales uno y 250 otro) más los suministros al propietario en mano, podría estar haciéndolo con el resto de inquilinos. Después él no abonaba ni las hipotecas sobre los préstamos suscritos en la finca de Alvar Fañez ni las facturas puesto que se les llegó a cortar los suministros por impago y fueron los mismos inquilinos los que se reengancharon.

La tranquilidad volvía otra vez al rostro de Petya y Mohamed. El pasado martes vivieron el día más angustioso. Apenas tuvieron 20 minutos para recoger sus enseres. Bankinter había procedido al lanzamiento de la vivienda, porque era una sola finca. De ahí la confusión inicial que se hablaba de ‘piso patera’ al estar viviendo en el inmueble once personas, Mohamed y su pareja en una de las viviendas y Petya y sus ocho familiares, entre ellos un menor y una persona enferma de gravedad además de los abuelos de la familia, en otra. El propietario comunicó los problemas con la vivienda el sábado, aunque tenía conocimiento del alzamiento de la finca de Alvar Fáñez desde el 21 de julio. Avisó para llevar algunos enseres del inmueble antes de llegar la ejecución del banco. Al intentar mover el asunto se dieron cuenta que en la fecha de vigencia de los contratos ambas viviendas ya estaban en proceso de ejecución. No podían hacer nada. Se vieron imposibilitados de llegar a ningún tipo de solución cuando el martes se encontraron en la calle con todos sus enseres. Allí pasaron todo el día hasta que subieron a las viviendas ante la falta de una solución y la víspera de un festivo. Hoy ya duermen con el papel de acuerdo con el banco que concede un alquiler social del 30% de sus ingresos.