El Correo de Burgos

La Nueva Bureba iniciará su producción antes de final de año

El Rey Felipe VI presidió la inauguración de la planta donde pudo obervar el trabajo de diversas fases

El Rey, acompañado entre otros por Pedro Ballvé, Soraya Saénz de Santamaría y Juan Vicente Herrera, oberva uno de los procesos de la planta.-ISRAEL L. MURILLO

El Rey, acompañado entre otros por Pedro Ballvé, Soraya Saénz de Santamaría y Juan Vicente Herrera, oberva uno de los procesos de la planta.-ISRAEL L. MURILLO

Publicado por
VIRGINIA MARTÍN
Burgos

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Alrededor de las doce menos cuarto de la mañana el Rey Felipe VI llegaba al aeropuerto de Villafría, y en apenas 15 minutos y con los primeros copos de nieve del invierno burgalés accedía a las nuevas instalaciones de Campofrío, junto a la subdelegada del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. Acompañado por el propio Pedro Ballvé, presidente de Campofrío; el alcalde de Burgos, Javier Lacalle, y el presidente de la Comunidad, Juan Vicente Herrera, entre otras personalidades, inició el recorrido por la cárnica, que tendrá una capacidad de producción prevista de hasta 101.400 toneladas al año, una cifra similar a la de la antigua fábrica que rondaba los 100.000. «Tardará unos seis meses en estar a pleno rendimiento, pero antes de acabe el año empezará a producir y, además, está preparada para ampliar su capacidad en un 30%», comentó Miguel Ángel Sastre, responsable de ingeniería de la compañía. En este sentido, aseguró que «entre el 30 de noviembre y el 2 de diciembre solicitaremos el certificado de final de obra parcial».La Nueva Bureba consta de una superficie de 99.000 metros cuadrados, en la que se han invertido 225 millones de euros. Un proyecto que se ha realizado bajo cuatro premisas principales «la tecnología, la seguridad de las instalaciones y de los operarios, la sostenibilidad y la eficiencia y productividad de las instalaciones».El monarca empezó su visita en en la zona destinada a la recepción de materias primas y preparación de embutidos. Allí Felipe VI pudo observar la llegada del producto, cómo se amasa y se pica de forma automática y queda listo para iniciar el proceso. Justo después accedió a una sala en la que los automatismo pasan a un segundo plano y cobra fuerza el trabajo manual. «Aquí se da el toque manual y artesano, como es en el caso del chorizo».En ese mismo punto, el Rey pudo observar el cuelgue de los chorizos, que «antes se hacía de forma manual y ahora se ha automatizado y, además, se trasladan en esas mismas estructuras a los secaderos». Una zona que consta de 82 secaderos de dos tamaños distintos, de 20 o de 40 armazones. «Este espacio también tiene la posibilidad de duplicarse, en caso de aumentar la producción», explicó Sastre. El monarca accedió a uno de los secaderos donde pudo observar el traslado completo de uno de los armazones.Continuando con el recorrido, Don Felipe ha podido conversar con varios operarios en la denominada zona de embutición, lugar en el que, «una vez el producto ha pasado por el inyectado y el masajeado y ha reposado, se envasa en las diversas presentaciones. Ahí contempló el envase del jamón cocido extra, uno de los buques insignia de la cárnica. Precisamente hasta este punto existen líneas independientes para porcino y ave, y «a partir de aquí no hay esa diferenciación porque no es necesaria ya que no hay contaminación posible», comentó.Una vez el producto ha sido envasado, llega el turno de la cocción y el enfriamiento. En la sala, «el producto, que ya está en su correspondiente bolsa o en su tripa, llega por transportadores y se incorpora a cuatro puntos de carga del sistema de cocción». Aquí el Rey observó como el producto consigue, tras la cocción, su apariencia final. «Para ello se introducen en unos moldes con la forma deseada y se meten en unos tanques de cocción, después, para su enfriamiento, se evacúa el agua caliente y se llenan de agua fría». Una vez enfriado el producto «se lleva a la zona de empaquetado y paletizado», comentó Sastre, quien añadió que «el último paso es mandarlo al almacén listo para la venta».Medidas de seguridad

De los errores se aprende y para evitar que ocurra una nueva catástrofe como el incendio del 16 de noviembre de 2014, en la nueva planta se han implementado diversos sistemas de seguridad. «Se han dividido los edificios con calles intermedias de 10 metros de anchura para evitar incidentes como el que ocurrió hace dos años», comentó el director de ingeniería. Otra de las medidas de seguridad que ha implementado la nueva fábrica es la colocación de 20.000 rociadores instalados por todas las salas, que cuentan con 70 km de tuberías y 500 pulsadores.Por otra parte, el responsable de ingeniería explicó que la nueva fábrica gana en eficiencia energética y en sostenibilidad, ya que «la nueva maquinaria permitirá conseguir un ahorro energético del 30%, por el aprovechamiento, entre otras cosas, de la recuperación de calor en todos los sistema de refrigeración». La Nueva Bureba cuenta además con una planta que la abastece de vapor y agua caliente a distintas temperaturas.Una vez finalizó la visita a la planta, su Majestad accedió a la planta superior, donde le esperaban autoridades, representantes de diversas instituciones, directivos de la cárnica y un nutrido grupo de trabajadores. Tras los discursos de Ballvé y Álvaro Fernández, presidente del Grupo Alfa- matriz del grupo Sigma Alimentos, propietaria de Campofrío, el monarca destapó la placa conmemorativa y dirigió a los presentes un discurso en el que reseñaba «la capacidad para sobreponerse a la adversidad tanto de la compañía como de la plantilla».El futuro de la Nueva Bureba estará 'Hecho entre todos'

Sin duda uno de los momentos más emotivos de la jornada fue la proyección del vídeo ‘Una escultura hecha entre todos, como la Nueva Bureba’, que resume el proyecto ‘Hecho entre todos’ desarrollado por la cárnica. Y es que, para que el compromiso de todas las partes perdure en el tiempo y esté siempre presente, la compañía solicitó a aquellas personas relacionadas todo este tiempo con la cárnica- desde trabajadores y proveedores a clientes, ciudadanos e incluso miembros del cuerpo de bomberos- que entregasen un objeto de metal que les recordase a la antigua fábrica.Así las cosas, en el vídeo se puede ver a Lorena Santamaría, con 12 años de trabajo en la planta que deja constancia de cómo se sintió en el momento del incendio. «De la noche a la mañana ves que algo que creías que era para siempre, ya no está». O de Leandro Herrera, con 44 años de trabajo, quien entre lágrimas asegura que lo pasó «muy mal ya que fue una pena muy grande».Ellos y cientos de personas más aportaron objetos de todo tipo, desde un móvil con el que se mandó un tweet de apoyo, el boli con el que un periodista escribió la noticia, un carrito de la compra, la lanza con la que el Cuerpo de Bomberos empezó las labores de extinción e incluso la trompeta de Fofito.A estos objetos personales se sumaron restos de la estructura de metal de la propia fábrica y se encargó al escultor Pedro Txillida realizar un pieza que todos pudieran ver en los años venideros. «Lo más bonito del proceso de creación ha sido la recopilación de los materiales, porque te permite conectar con quienes han vivido el drama de perderlo todo y la alegría de pensar que van a recuperarlo», comenta el artista en el vídeo.La escultura, llamada ‘Indestructible’, representa «a una figura humana que está levantándose después de caer, es el ave fénix que resurge de sus cenizas y se levanta para echar a andar de nuevo». Este símbolo de recuperación ya está instalado en la entrada de la nueva planta.

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