El Correo de Burgos

UNIVERSIDAD

Un expediente sin límites

El joven David Macho, que sufre sordoceguera congénita, es ya un flamante graduado de la UBU en Ingeniería Agroalimentaria

David Macho -tercero por la izquierda, abajo- posa, título en mano, con sus compañeros de promoción de la Universidad de Burgos.-ECB

David Macho -tercero por la izquierda, abajo- posa, título en mano, con sus compañeros de promoción de la Universidad de Burgos.-ECB

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L. B. / BURGOS
Burgos

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David Macho es un joven que, como otros muchos, ha apostado por formarse. Después de culminar dos ciclos de Formación Profesional de Grado Superior optaba por ampliar su conocimiento en la Universidad de Burgos. Tras años de esfuerzo posaba con orgullo en el acto de graduación el pasado 18 de noviembre, junto a sus compañeros y profesores. Hasta aquí, nada nuevo, Una historia, como otras muchas, de pasión por el estudio y esperanzas de plasmar lo aprendido en un puesto de trabajo acorde.

El relato, no obstante, torna en ejemplar cuando el síndrome de Usher entra en escena, como es el caso. Sin ser, por supuesto, el actor protagonista. Este papel corresponde a David Macho, que a sus 29 años y con sordoceguera congénita a causa de este trastorno genético encarna el gran ‘poder’ del «trabajo y el sacrificio».

«No hay que rendirse», subraya el flamante titulado en Ingeniería Agroalimentaria y del Medio Rural. Él no lo hace. No lo hizo cuando al acabar Bachillerato tuvo que decidir el siguiente paso: «Quería continuar estudiando. Química era una de las asignaturas que se me daba muy bien y mi pasión es trabajar en un laboratorio por lo que creo que mi elección (que se concretó en los ciclos de Laboratorio de Análisis y Control de Calidad en el IES riojano La Laboral y de Química Ambiental en el burgalés Enrique Flórez) fue la adecuada».

El ‘salto’ a la formación universitaria tampoco atendió a más criterio que sus inquietudes: «Me matriculé porque la amplitud del campo profesional que abre y porque creo que es una titulación polivalente que permite trabajar en distintos puestos», explica Macho a través del correo electrónico.

Solo preguntado específicamente por si ha precisado alguna adaptación concreta para completar sus estudios señala que necesitó una aplicación denominada ZoomText, «que sirve para ampliar los caracteres en la pantalla del ordenador», y tiempo extra en los exámenes.

Y tesón, mucho tesón. Él no lo indica pero sí la coordinadora de este grado en la Universidad de Burgos, Milagros Navarro, entusiasmada con la idea de difundir el logro de este alumno que aunque «ha sido uno más en el día a día», señala, «ha destacado por el interés y el empeño en aprender». Navarro y el resto del equipo docente bien lo saben pues a las horas de aula se añadían tutorías personalizadas para despejar posibles dudas. «También sus compañeros se han volcado», apostilla.

David también destaca este apoyo. «Sus apuntes y la disposición de los profesores para aclararme cualquier pregunta me han permitido seguir estos estudios con cierta normalidad», relata el estudiante, que tampoco dudó en aprovechar la oportunidad de realizar prácticas. «En el último año y gracias a una beca concedida por la Fundación ONCE pude trabajar seis meses en el laboratorio de la empresa Mahou-San Miguel. El horario de mañana me permitía compaginar esta actividad con el proyecto de fin de grado y la experiencia fue realmente positiva», señala. No era la primera vez. En sus anteriores estudios ya ‘probó’ de esta forma el mercado laboral y «fue increíble», asegura.

Agradece en este sentido «la paciencia» de los compañeros de trabajo con los que se ha encontrado: «Me indicaban como debía hacer las cosas y así se aprende rápido».

Culminada esta etapa, el joven riojano, como otros muchos, confía en trabajar en «algo relacionado con sus estudios». El abanico de posibilidades es amplio: «Laboratorios de industrias agroalimentarias, bodegas, industrias químicas, consultorías de proyectos, producción de cultivos en invernaderos, espacios relacionados con la jardinería...». Con todo, para elevar las probabilidades de lograrlo, David ya baraja realizar un máster, incluso dedicarse a la investigación, y rematar así su expediente sin límites que sí incluye, no obstante, una renuncia: «No considero que mi discapacidad auditiva y visual me haya condicionado pero sí pensé estudiar el ciclo de FP de Técnico Superior en Animación y Actividades Físicas y Deportivas y lo descarté por las pruebas físicas que implicaba». Corre y practica natación con frecuencia «y lo intento también con el baloncesto» para sacarse esa espinita.

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