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El PIB cierra el año con una insospechada alza del 3,5%

Todos los sectores evolucionan bien, especialmente el agrario y la industria

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R. Gª URETA / BURGOS
Burgos

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Lo más relevante del año ha sido que la evolución de la economía ha superado las expectativas de crecimiento y el ejercicio se cerrará con un crecimiento cercano al 3,5%. De esta manera enfatizaba el decano del Colegio de Economistas que 2016 ha sido un buen año en Burgos. Le faltó agregar un ‘pese a todo’, porque la economía local ha prosperado mucho mejor que en lustro precedente en el peor momento de inestabilidad política tanto local como nacional.

De hecho, los principales riesgos de que esa tendencia positiva se reviertan son dos: la posible subida de los precios del petróleo y su influencia negativa sobre el sector de la automoción, clave para Burgos, y la evolución de los impuestos. Cabe añadir un tercer handicap ya que la economía podría verse afectada por una cierta ralentización de la economía mundial o, al menos, de la Europea que es el destino principal de las exportaciones burgalesas, vitales para la buena marcha del PIB.

La previsión, no obstante, es que 2017 -e incluso 2018- prolonguen la buena racha que ha dejado 2016 en casi todos los sectores económicos en Burgos. La relativa buena marcha de las exportaciones, el aumento de la demanda interna y la evolución positiva del mercado laboral conforman el panorama que se ha vivido en el ejercicio 2016, que camina hacia el cierre con un crecimiento estimado del Producto Interior Bruto provincial cercano al 3,5 por ciento insospechado al principios del ejercicio cuando la previsión tan sólo rondaba el 2,7%.

Se trata de una «buena noticia y un buen síntoma», en palabras de Carlos Alonso de Linaje, decano de los economistas, que se replica en el sector agrícola, con abundancia en las cosechas pese a la caída de los precios, la fortaleza de la industria, pese a la menor pujanza del sector químico y farmacéutico y la estabilidad en la recuperación del sector Servicios en el que destaca el turismo ya que Burgos «se sigue consolidando como un destino turístico y gastronómico» que ejerce un «efecto de arrastre» sobre la economía y una significativa «capacidad de generación de actividad y empleo».

Donde peor va la economía burgalesa ni siquiera va mal. Según explicó José Ángel Molina, la construcción, germen de muchos de los males de la recesión, transita ahora hacia una leve recuperación, que no se beneficia de la licitación de obra pública puesto que ésta se ha reducido este ejercicio, pero sí se plasma en el aumento de los visados de vivienda y que tiene su reflejo en el incremento de las hipotecas bancarias concedidas durante 2016. Precisamente el sector financiero, otro de los más afectados por la crisis, sigue, aunque de forma menos acusada con reducción del crédito y depósitos y el proceso de cierres de oficinas bancarias en la provincia iniciado hace 8 años y que podría agravarse si comienza una nueva ronda de fusiones en el sector.

Comercio

En ese sentido Alonso de Linaje recordó que Burgos, en ese sentido, está mejor dotada que el resto del país ya que tiene una oficina por 973 habitantes frente a los 1.529 que es la media nacional.

A pesar de la dinamización comercial avivada por la apertura de nuevos establecimientos el saldo del año es negativo y la provincia acumula un descenso de casi 400 locales comerciales desde el inicio de la crisis, un 8%. Además, el empleo en el comercio minorista crece un 1,1% mientras a nivel nacional sube un 2,4%. No obstante el Colegio de Economistas es optimista ya que «es difícil que la situación del consumo puede deteriorase más» que en los últimos años.Más información en la edición impresa