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LA ESPUELA / EMILIO SASTRE

"Mi vida acabará el día que me levante y me dé en la frente con la tapa del ataúd"

El presidente de la Fundación Hospital Mayo Rey, con 47 años, cumplió su sueño de viajar a África. Tan atrapado quedó que en 2009 puso en marcha un hospital en Camerún.

Emilio Sastre, presidente de la Fundación Hospital Mayo Rey.-RAÚL G. OCHOA

Publicado por
A.S.R.
Burgos

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Pregunta- ¿A qué suena el latido de África?

Respuesta- A vida y a color.

P.- ¿Cómo se halla un ordenado empedernido en la sabana africana?

R.- (Se ríe). Te creas estrés. África es el desorden absoluto en todos los sentidos. Es una lucha casi constante. Cuando logras relajarte y olvidarte del reloj y del orden la gozas porque África es el disfrute.

P.- ¿Señor pediatra, es la infancia la verdadera patria del hombre?

R.- Sí, de alguna manera. Ahí está la semilla de todo. El hombre es un proyecto genético moldeable. La sociedad luego le modela, pero si no tiene no tiene.

P.- ¿Qué o quién es su fiel escudero en sus expediciones al continente negro?

R.- Al principio, yo mismo y ahora, un gran amigo que he hecho en el camino, Chema García, y cuando podemos viajamos juntos. Es un patrono de la Fundación al que le debemos mucho de infraestructura, el pozo, las máquinas, el cableado eléctrico, las placas solares, el generador...

P.- ¿Qué se ve en la ecografía de Camerún?

R.- Unas ganas de salir adelante enormes. ¿Sabes lo que se ve en el africano? La esperanza en el blanco. Cuando vas, te mira y piensa si vas a quitarle o a darle porque el africano depende del occidental y le sigue quitando y manejando vía Francia, Inglaterra, Bélgica... ¿Qué se ve en la ecografía? Esas ganas de vivir, de ser él mismo, a lo que no le dejan sus propios países, los sistemas corruptos que están organizados a criterio de las excolonias.

P.- ¿Y en la de Burgos?

R.- Se ve una ciudad muy provinciana pero que no se siente tal, que es bueno y malo, porque sin autocrítica no sales adelante. Pero también se ve orgullo. Es una ciudad muy estimulada gracias a la empresa. Realmente, el capitalismo mueve el mundo.

P.- ¿Qué le falta a un cooperante novato que le sobra a uno veterano?

R.- Hay que distinguir entre voluntariado y cooperación. Los cooperantes cobran, los voluntarios pagan. Me lo enseñó un médico italiano en Camerún. Nosotros somos voluntarios. ¿Qué le falta a un novato? La experiencia te pone en tu sitio. El novato llega allí y piensa que va a abarcar todo. Eso en unos días se pasa.Cuando se te mueren los niños o hay un descalabro de patología en una persona y no puedes hacer nada. Luego está la ingenuidad que le lleva a África pensando en la idea del ‘pobre negrito’, que fue una idea del Domund y no es así.No es un pobre negrito, es un negro pobre, es un ser humano con todo lo mejor y lo peor y como tú tiene soberbia, envidia, egolatría...

P.- ¿Qué mal padece la sociedad actual?

R.- La inmoralidad, la falta de respeto a todo, la frivolidad -dada también por el capitalismo-, la ausencia de control y de ética.

P.- ¿Y de qué adolece la solidaridad burgalesa?

R.- De nada. Me ha sorprendido. Asombrosamente, el Ayuntamiento es generoso y, en general, la sociedad burgalesa, también.

P.- ¿En qué momento se creyó el doctor Livingstone?

R.- Nunca. Fue un amigo que es un cachondo y al llegar allí, al principio del proyecto, me trató como si fuera el doctor Livingstone cuando llegaron con la idea del ‘pobre negrito’ y les puse en su sitio.

P.- ¿Y cuántas veces se ha convertido en MacGyver?

R.- Allí tienes que hacer de todo. Ahora con Chema, de las chapuzas se encarga él, pero también en el hospital te conviertes en médico general. De hecho a Abdul Fatau -el niño de seis años para el que se acaba de organizar un concierto solidario para comprar una prótesis tras perder la pierna-, yo mismo estuve a punto de amputarle, pero me dio miedo la arteria femoral. Y luego le llevamos a un hospital y nos engañaron. Nos cobraron una barbaridad. En África los médicos cobran lo que les da la gana a pesar de que todo está regulado. Todo está muy corrupto. Por eso nosotros no tenemos médicos ni los queremos. En Camerún, a un médico cuando acaba la carrera le dan el título de Medicina y el de hacer billetes.

P.- ¿Cuándo dejará de ser un león indomable?

R.- Creo que nunca. Siempre digo que mi vida va a acabar el día que me vaya a levantar y me dé con la frente en la tapa del ataúd.Mientras tenga fuerzas no voy a parar, en lo que sea, esa ha sido siempre mi manera de afrontar la vida. No me puedo sentar a ver la tele y a esperar.

P.- Si su mayor locura fue fundar el Hospital Mayo Rey, su mayor cordura ha sido...

R.- Casarme con mi segunda mujer. Me centré.

P.- ¿Le centró?

R.- Me centró (risas).

P.- ¿De qué declara culpable a Emilio Salgari?

R.- La infancia te matiza, te modula, queramos o no. Y yo era un devorador de Emilio Salgari. Le declaro culpable de mi pulsión a viajar, a conocer y a huir del mundo. A mí la vida no me gusta, escapo siempre, con la música, la literatura, ahora con África.

P.- Confiese: ¿Cuántas veces ha bailado el Waka-Waka?

R.- ¿Eso qué es? Yo nunca he bailado. Quizás cuando era jovencito. No bailo nunca. Me acuerdo de una novela de Norman Mailer, Los hombres duros no bailan. El baile es una cosa de las mujeres, sobre todo. Han bailado siempre. Lo tienen dentro. El hombre menos, para él es una historia de galanteo, siempre con excepciones.

P.- ¿En qué cree Emilio Sastre?

R.- En el azar.

P.- ¿Qué dirán sus memorias de África?

R.- Ya escribí un libro, El veneno de África. Si me pusiera a reflexionar, dirían muchas cosas, que intenté transmitir en esas páginas. África es un continente abandonado que está lleno de gente, y de sabiduría, y de colores, y de vida.