SUCESOS
El yihadista que vivió en Padilla de Arriba se autoadoctrinó para entrar en Daesh
La Audiencia Nacional procesa a Ali A. por intentar formar parte de la organización terrorista
El juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco ha procesado a Ali A., el yihadista detenido el pasado 26 de septiembre en Valladolid por viajar hasta Turquía para llegar a Siria con el objetivo de integrarse en la organización terrorista Daesh después de un proceso de autoadoctrinamiento, aunque finalmente no pudo conseguir su propósito al ser detenido en Turquía y devuelto a España.
El magistrado del Juzgado Central de Instrucción 6 procesa a este ciudadano marroquí de 26 años por un delito intentado de formar parte de la organización terrorista Daesh o, alternativamente, de traslado a territorio extranjero controlado por organización terrorista. También le procesa por un delito de autoadoctrinamiento terrorista. Según se recoge en el auto del juez Velasco, la investigación a Ali A. se inicia cuando las autoridades turcas lo identifican en una redada tras un atentado de Daesh contra una comisaría de Policía en Gaziantep (Turquía). Tras estar retenido durante tres días en un centro de extranjeros fue expulsado a España.
La resolución del juez señala que los meses previos a la marcha varios testigos destacaron su «espíritu religioso» y su escasa actividad social, así como la gran cantidad de tiempo que dedicaba a navegar por internet con su móvil usando la wifi de la asociación cultural de Padilla de Arriba, localidad en la que residió entre 2013 y 2016. El día de su detención se le encontró una herramienta informática que sirve para piratear redes wifi y evitar el almacenamiento de los historiales de navegación, de tal manera que no dejaba rastro de las consultas realizadas.
Las personas que convivían con el yihadista manifestaron lo inesperado de su marcha y la forma tan inusual en que desapareció.Entre ellas destacaron las declaraciones del que es su mejor amigo desde la infancia, Kamal T., detenido el mismo día en Murcia y al que el juez procesa por el delito de encubrimiento de actividad terrorista, con quien pasó las últimas semanas en España antes de su partida con destino a Siria. Ali A. ocultó en un primer momento a la Policía su estancia en Gaziantep, localidad situada a escasos 60 kilómetros de la frontera con Siria, en la zona controlada por el autodenominado Estado Islámico. Hecho que finalmente reconoció cuando se le enseñó la dirección de esa localidad que figuraba en una bolsa donde guardaba un Corán. El auto destaca que esta localidad es considerada un punto de paso de las personas que pretenden integrarse como combatientes de Daesh.
El juez Velasco señala que la intención deAli de integrarse enEstado Islámico queda plasmada en las conversaciones telefónicas del resto de investigados, como su amigo de la infancia, que ocultó a la Policía que Ali pertenecía a Daesh y su propósito de desplazarse aSiria para contactar con miembros de la organización terrorista.Durante la investigación, en las conversaciones registradas entre tres de sus amigos de confianza estos sabían que Ali se iba a integrar enDaesh.En los razonamientos jurídicos del auto, el juez Velasco subraya «la superación de la formación doctrinal y la más profunda interiorización de los preceptos yihadistas», así como el hecho de decidir «abandonar todo su entorno», lo que implica «un ascenso en la escala de valor y compromiso con la organización terrorista», que permite afirmar que Ali llega a la frontera con Siria con la intención de incorporarse a Daesh. Todo el material adoctrinador yihadista encontrado en el móvil y en el ordenador del detenido hace concluir al juez que «supera el papel de mero simpatizante» para definir «su claro propósito exteriorizado de ser un miembro más de la organización terrorista».Vida aparentemente normal en la localidad desde 2013
Ali A. vivió los últimos tres años, entre 2013 y 2016, en Padilla de Arriba, una pequeña localidad de poco más de 80 habitantes, y trabajaba en una explotación agropecuaria de Amayuelas de Abajo (Palencia). En ese periodo, recuerda el auto del juez Velasco, destacó por su «aislamiento social» y por el constante uso de su teléfono móvil y ordenador portátil.Esta estancia está relacionada con la llegada de un grupo de marroquíes dentro del proyecto impulsado por la asociación ‘Volviendo alcampo’, integrada por las ONGs ‘Horuelo’ y ‘Pro Empleo’, dedicada a la integración de inmigrantes. Los vecinos de las localidades en las que residió destacaron en su momento su perfecta integración y hasta su simpatía.
Sin embargo, su aislamiento se agudizó en los dos últimos años, periodo en el que accedió a contenidos propagandísticos de Daesh.
De forma inesperada, Ali desaparece de la localidad burgalesa el 12 de abril de 2016, sin avisar de su marcha a su empleador en Padilla de Arriba.Dos semanas después, el 4 de mayo, es devuelto a España por las autoridades turcas tras su intento de llegar a Siria.De regreso aEspaña se desplaza a Valladolid. Allí se instala primero en un piso de la calle San José de Calasanz 15, donde residió desde el mes de junio. En septiembre, se traslada a vivir a un piso ubicado en la calle Arca Real 35, al que había llegado por desavenencias con uno de sus compañeros de piso. Su detención el 26 de septiembre sorprendió a su compañero de piso en la calle San José Calasanz, Mohamed. Recordó que Ali había estado tres meses viviendo en el piso y que trabajaba como temporero. Aseguró desconocer por completo la implicación de Ali con el Daesh. Indicó que «rezaba todos los días y le gustaba navegar por internet, pero su pertenencia a Daesh es una sorpresa». Lo que tampoco sabía es que acaba de llegar a España tras su intento fallido de integrarse en la organización terrorista.