TROTABURGOS / MEDINA DE POMAR
Reflejo de la historia, refugio de tradiciones
La ciudad del Alcázar y de los Condestables de Castilla se alza en la comarca de Las Merindades con un bagaje cargado de historia
Las calles de Medina de Pomar aún guardan entres sus piedras los recuerdos de la grandeza de otras épocas y es que las tierras de la villa burgalesa vieron pasar en 1556 al emperador Carlos V de Alemania y I de España camino del Monasterio Jerónimo de Yuste en tierras cacereñas. Situada en pleno corazón de Las Merindades cuenta con uno de los patrimonios histórico y arquitectónicos más importantes de la provincia burgalesa. Entre esos espacios destaca por su imponente figura e Alcázar de los Condestables, inconfundible en el perfil de la localidad.El palacio, conocido en la ciudad como ‘Las Torres’, está compuesto por dos torres cuadrangulares unidas por un cuerpo central. En 1931 fue declarado Bien de Interés Cultural y en su interior alberga el Museo Histórico de Las Merindades. En su casco histórico destacan también la Plazuela del Corral- una de las más típicas de la ciudad- y el Arco de la Judería que se corresponde con una de las cinco puertas de entrada a la ciudad.Entre sus edificios religiosos resalta por su belleza el Monasterio de Santa Clara, ubicado en el sur de la ciudad junto al Hospital de la Vera Cruz. En su interior se encuentra el panteón familiar de los Fernández de Velasco y el Museo de los Condestables de Castilla. Cerca del edificio monacal se encuentra la Ermita de San Millán, una edificación románica, que actualmente acoge el Centro de Interpretación del Arte Románico en Las Merindades, donde una maqueta de la comarca señala las manifestaciones de estilo románico existentes.Ubicada en un paraje inigualable, entre jardines que acompañan al río Trueba en el Paseo de la Virgen, se encuentra la iglesia de Santa María del Salcinar y del Rosario. Uno de los templos rurales a efectos funerarios más destacados de la provincia. Completa este cuarteto de edificios religiosos la Parroquia de Santa Cruz, situada en la parte más alta de la localidad.Pero Medina de Pomar no es solo asfalto y es que cuenta con innumerables parajes por los que pasear y dejar volar el espíritu, no solo en la propia villa donde se encuentran La Chopera, el parque de Nuestra Señora del Rosario o el parque de Villacobos- el más grande de la ciudad- sino que en el entorno se pueden encontrar numerosas rutas de pequeños y gran recorrido.La historia de la villa se remonta a la época prerromana, con una trayectoria por la que pasó a pertenecer a Cantabria y a estar bajo el dominio de los mozárabes, así como bajo el influjo de la Castilla la Vieja y la repoblación llevada a cabo por Alfonso VIII. Una pujanza que hizo que llegara a ser considera la capital de Las Merindades. Tampoco hay que olvidar la impronta que dejaron Carlos I de España y V de Alemania o Isabel la Católica y su hija Doña Juana.Ruta de Carlos VPrecisamente vinculada a la figura de Carlos V, Medina de Pomar celebra el tercer fin de semana de octubre la Ruta de Carlos V, quien en 1556 pasó varios días en la villa. La localidad vuelve a la época renacentista y es que los vecinos salen a la calle para participar del cortejo, comprar en el mercado renacentista y acudir a los diversos talleres y actividades, que han hecho de la cita un imprescindible del otoño.Las fiestas patronales se celebran eses mismo mes, durante el primer y el segundo fin de semana, y rinden homenaje a su patrona, la Virgen del Rosario. También fecha señalada es el 15 de mayo, cuando la localidad celebra su carácter agrícola y rinde honores a San Isidro.