El Correo de Burgos

Botín veraniego frustrado

La Policía Nacional desarticula una banda dedicada al robo de viviendas tras asaltar al menos 36 en la ciudad / Sus integrantes llegaron en junio y planeaban irse en septiembre

El subdelegado  del Gobierno en Burgos y dos agente muestran algunos de los objetos recuperados.-SANTI OTERO

El subdelegado del Gobierno en Burgos y dos agente muestran algunos de los objetos recuperados.-SANTI OTERO

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L. B.
Burgos

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Como quien se suma a la campaña de la fresa en Huelva o a la vendimia en la Ribera, la banda de georgianos dedicados al robo de viviendas que la Policía Nacional desarticulaba el pasado 15 de agosto había diseñado unas vacaciones muy productivas en la capital burgalesa.Sin embargo, un minucioso trabajo de los agentes, alertados por un inusitado incremento de denuncias en la primera quincena del mes, y la colaboración ciudadana frustraban tan suculento plan estival y enviaban a los autores de hasta 36 asaltos a domicilios documentados hasta la fecha a un alojamiento más sombrío: la cárcel. Y es que tres de los cuatro detenidos tras la exitosa operación policial -tres varones y una mujer, con edades comprendidas entre 30 y 36 años- permanecen en prisión tras pasar a disposición judicial. A dos de ellos se les cazaba in fraganti a la salida de un bloque de la calle Calleja y Zurita donde un vecino había detectado testigos en varias puertas.Surtía así efecto inmediato la nota de prensa difundida un par de días antes por la Comisaría de Burgos, confiando, según explicó ayer el inspector responsable de la operación, Raúl Gutiérrez, en que los posibles ladrones ignoraran esta alerta. Así fue.Marcado el posible nuevo objetivo se estableció un dispositivo de vigilancia sobre el edificio en cuestión, donde efectivamente, esa misma noche, se dirigieron los dos primeros detenidos, a los que se daba el alto a la salida del inmueble, con el botín aún encima, así como «todos los útiles empleados para abrir las cerraduras sin dañarlas».Una rápida investigación posterior confirmaba la ubicación de la vivienda que era su centro de operaciones en Burgos. Tras el oportuno registro domiciliario, en el que fueron «intervenidos numerosos efectos y joyas, cuya propiedad se está estudiando», se elevaba a cuatro el número total de detenidos, todos ellos de nacionalidad georgiana.Gran rapidezGutiérrez ofreció los detalles de la operación acompañado por el subdelegado del Gobierno, Roberto Saiz, y el comisario jefe accidental, Francisco Eguiluz, en una cita con los medios que sirvió para mostrar parte del material incautado en el piso en el que el grupo delictivo residía durante su breve estancia en la capital burgalesa.Sorprendía a primera vista lo exiguo del botín mostrado, habida cuenta del volumen elevado de robos perpetrados ya confirmados, más los que, según indicó Saiz, se sumarán en los próximos días, cuando regresen los titulares de viviendas asaltadas que aún no han sido localizadas.«Esperemos que no sean muchos», señaló para explicar que, tras detectar y señalar los pisos vacíos de forma temporal, los ladrones accedían a la vivienda sin dañar la cerradura -por lo que tras su paso la puerta quedaba cerrada, sin dar pista del robo- y actuaban con rapidez «centrándose solo en efectos de gran valor y poco volumen, que ponían en el mercado con gran rapidez».Pruebas de cargoDe ahí que entre las pocas pertenencias hurtadas aprehendidas en su domicilio apenas quedara elementos de valor económico, si no «caprichos» que se habían quedado -un par de zapatos, un bolso, colonias, alguna joya...- que, no obstante, han tenido gran importancia en la investigación como pruebas de cargo de buena parte de sus «fechorías».Aunque la operación que permitía desarticular este grupo delictivo tuvo lugar en un edificio de la zona sur los 36 robos constatados hasta la fecha se reparten por toda la ciudad.Saiz insistió en reconocer la labor policial que desbarataba los planes de esta banda. «Cabe señalar que la operación obligó a llamar a agentes que estaban de vacaciones», señaló el subdelegado que aplaudió también la colaboración del vecino que facilitó la pista definitiva.«Es realmente importante porque ha servido para esclarecer varios robos y sobre todo para evitar otros muchos, teniendo en cuenta que este tipo de delitos afecta especialmente a la gente por tratarse de un asalto en su esfera más privada», subrayó. Al respecto, aprovechó para insistir en la necesidad de mantener la «solidaridad» ente vecinos, permanecer vigilantes y dar cuenta al 091 ante la más mínima sospecha.De vuelta al caso en cuestión que motivaba tales palabras, el inspector Gutiérrez relató que como es habitual en estos casos la banda tenía un contacto en la ciudad, «alguien legal y establecido aquí», que les facilitaba el alojamiento temporal.Ganzúas y lanaEso sí, uno de los detenidos ya estaba en busca y captura al encontrarse una huella suya en un robo denunciado a finales de junio, poco después de su llegada a la ciudad.El procedimiento empleado para entrar en las casas era digno «de cerrajeros». De ahí que salvo el ruido de alguna puerta a horas inusuales, de madrugada, los vecinos de los afectados no se percataran de los asaltos aunque las viviendas estuvieran cerradas con varias vueltas de llave. Ganzúas fabricadas con hojas de sierra y lana (elementos de una novedosa técnica de bumping) servían para manejar a placer el bombín de las puertas marcadas con unos pequeños plásticos de 24 a 48 horas antes.«Si seguían allí significaba que no había nadie, pues en cuanto se abre la puerta caen sin que quien accede se percate de su existencia. Además, dado su tamaño y que los colocaban en la parte inferior de la puerta pasaban desapercibidos para el vecindario», aclaraba Roberto Saiz.El hallazgo de documentación falsificada en el piso en el que habitaban los detenidos hace pensar a los agentes encargados del caso que se trata de «una banda organizada que se mueve por toda Europa». De hecho, a uno de ellos se le vincula con varios robos en la zona de Alicante, según afirmó el inspector Gutiérrez.

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