TROTABURGOS / TORRESANDINO
Volcados en recuperar su pasado
Torresandino, enclavado en la comarca del Arlanza, es una villa castellana milenaria de pasado agrícola que trata de recuperar sus tradiciones y patrimonio como salvar de la ruina el Monasterio de Nuestra Señora de los Valles
Una gran torre o castillo mandada construir en época de la reconquista, por el caballero Sindino (o Sendino o Sandino) parecen ser el origen del nombre de la localidad. Torresandino fue comarca agrícola que servía provisiones agrícolas y ganaderas al potente Monasterio de las Huelgas. Su conexión con el pasado religioso se puede oler una vez se observa el patrimonio que atesora en piedra.Como en toda zona rural la iglesia es parte imprescindible de su patrimonio. En Torresandino la iglesia de San Martín, en el interior de la localidad, es fiel reflejo de su historia señorial. Posee originales arquerías románicas en la portada mientras que en el interior sobresale una talla gótica de finales del siglo XIII dedicada a Nuestra Señora de los Valles y un Cristo del siglo XIV.Pero no es el único vestigio de patrimonio eclesiástico de la localidad. Los escritos medievales hablan de un ‘antiquísimo’, según textos del siglo X, Monasterio de San Pedro y de San Pablo y que, cerca de la villa pero fuera del entorno urbano, se ubicaba el Convento de las Carmelitas Calzadas denominado Monasterio de Nuestra Señora de los Valles. Está prácticamente abandonado desde hace 200 años pero su grandeza queda patente en lo que queda de él. Salvar este testigo del pasado del pueblo es uno de los objetivos de la Asociación de Amigos de Torresandino y el Ayuntamiento.Mientras se fija la cesión y se busca financiación para recuperarlo y sacarlo de la lista roja del Patrimonio de Hispania Nostra, los vecinos realizan, cada finales de agosto, una excursión al atardecer desde la localidad al convento y, tras la merienda, se vuelve a la luz de los farolillos como los antiguos vecinos volvían de atender a sus moradores.No es la única actividad vecinal con la que los vecinos, residentes en el pueblo o quienes vuelven a su tierra en verano, tratan de recuperar un pasado del que se sienten orgullosos. En esa misma línea se engloban eventos como la Fiesta de la Cosecha que, aunque es relativamente reciente, cuenta con mucha participación. Durante dos días, generalmente el primer fin de semana de agosto, se organiza un día de laboreo en el campo, los vecinos, ataviados como antaño, siegan una era al estilo antiguo con hoz, zoquetas, trilla. El momento del almuerzo toca asadurilla para todos y una comida popular. Después se trata de recuperar juegos populares, antiguos y actuaciones de folclore castellano. En el segundo día talleres de oficios artesanos como el pan, adobe, teja o el tañido de la lana permiten a todos conocer el día a día de sus antepasados.La tradición de la matanza se conmemora en San Martín. El fin de semana más cercano al 11 de noviembre se realiza una cena popular con productos del cerdo. Aunque las fiestas de invierno son las patronales en Torresandino también hay mucha devoción a la Virgen del Carmen. A mediados de julio se organiza una ofrenda floral y una procesión curiosa que puede desplazarse hacia delante o hacia atrás, en reposado paseo o bailando aunque el protagonismo de las danzas lo toma el grupo El Trigal Cascón. A esta tradición se unen seis días de verbena con diferentes concursos desde azada a beber en bota a un concurso literario. Es al que da nombre el periodista Arsenio Escolar, oriundo de la localidad. Hay dos modalidades el infantil, presencial, y el de adultos no presencial al que se presentan cientos de propuestas procedentes, incluso, del extranjero. Este año de 300 relatos presentados ha ganado uno enviado desde Argentina.Como en todas las localidades el pueblo, con 727 habitantes censados, se multiplica en verano. A las fiestas y concursos se unen un complejo deportivo de piscinas altamente demandado en la comarca. Las instalaciones municipales disponen de tres piscinas, una para bebés, otra mediana y otra grande, además de zona de merienda y de ocio para los niños. Un oasis castellano entre vides de Arlanza y Ribera que raya con tierras palentinas.