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ASOCIACIÓN DE TRABAJADORES INMIGRANTES MARROQUÍES (ATIM CYL)

Favorecer la integración recordando lo que une a los pueblos

ATIM trabaja desde 2003 en Burgos para reivindicar los derechos de los inmigrantes marroquíes y favorecer su integración en la sociedad

La Biblioteca Miguel de Cervantes acogió ayer la inauguración de una exposición de la asociación, a la que acudió la concejal Gema Conde.-RAÚL OCHOA

Burgos

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Durante la celebración de las actividades que se desarrollarán durante los próximos días en Burgos en el marco del Día de las Migraciones y la Lengua Árabe se buscarán aquellos elementos culturales que unen a autóctonos e inmigrantes. A las guitarras medievales se le sumarán desde música medieval a danza oriental y se mostrarán las influencias de la lengua árabe en el español. «Pretendemos mostrar a autóctonos e inmigrantes de primera, segunda o tercera generación aquellos elementos que nos une y reivindicarlo», señala el presidente de ATIM, Mohamed El Gheryb Ghailan. Señala que «migraciones ha habido a lo largo de toda la evolución en todo el mundo y ahora en el siglo XX y siglo XXI es de países de África o Sudamérica a Occidente pero en otro momento los itinerarios pueden cambiar como ha pasado a lo largo de la historia de la humanidad». De ahí que se trabaje en la unión de todos los colectivos a través de elementos culturales. Un ejemplo es la exposición fotográfica ‘Entre dos orillas’ que se puede ver durante estos días en la Biblioteca Municipal Miguel de Cervantes y que se inauguró ayer.

La Asociación se constituyó en La Rioja, donde esta su sede nacional, en 1990. En Burgos están presentes desde 2003. El trabajo de la organización se basa en reivindicar los derechos de los inmigrantes en general y de los marroquíes en particular. Además tratan de ofrecer información y formación a quienes llegan a España. «Tratamos de formar parte del tejido cultural de las ciudades donde tenemos delegación porque es una manera de integrar a la población migrante y autóctona», señala El Gheryb. Y, como la sociedad, la asociación ha ido adaptándose a los nuevos tiempos.

La inmigración empieza a ser un fenómeno en fuerte a principios de lo 90 cuando se empieza a reconocer a este colectivo por parte del Estado y se empieza a exigir regulación de los trabajadores. Esa primera migración era «individualista venían uno de los miembros de la familia, el hombre en países africanos y más la mujer en países latinoamericanos, que venía a trabajar». En ese momento el trabajo se centraba en cumplir los requisitos legales en el empleo de las personas migrantes y a finales de la década pelear por las agrupaciones familiares. «Así con la estabilidad económica en los primeros años de la década del 2000 empezaba a engrosar más la cifra de emigrantes por las agrupaciones familiares más que por inmigración a través de cayucos o en autobuses que se consolidó con la entrada de Rumanía y Bulgaria en la Unión Europea».

Una población necesaria porque en el boom económico se necesitaba mano de obra porque «los autóctonos no eran suficientes para cubrir los puestos que generaba la construcción, el servicio doméstico o la hostelería». Un momento en el que el foco se puso en la regularización de los trabajadores extranjeros y pelear por frenar las expulsiones. «Queríamos mostrar a las administraciones que es más caro expulsar que regularizar porque lo segundo permite aflorar economía sumergida, subir la contratación y las aportaciones al estado», señala el presidente de ATIM.

Con la crisis, hacia 2010, la crisis estanca la economía y hace que los trabajadores inmigrantes vayan a otros países europeos con capacidad para asumir esa mano de obra. Y desde ATIM han tenido que pelear con las consecuencias de la pérdida del trabajo y el dilema de la búsqueda de otro país. «Ahora mismo hay familias arraigadas aquí, con hijos nacidos aquí, inmigrantes de segunda y tercera generación que sólo conocen lo que han vivo aquí y hay miedo a que no se adapten al país de origen de sus padres, a otro lugar porque son españoles como cualquier otro», destaca El Gheryb.

Y en este contexto de crisis y de incremento de la percepción negativa ante los actos que realizan algunos terroristas de origen árabe el trabajo es el de «desmontar los discursos populistas de una realidad que no es tal» y «mostrar que la culpa de un acto la tiene quien lo comete y por tanto ante un acto terrorista lo que toca es llevarlo a la justicia y hacer lo que se tenga que hacer según las leyes». Mostrar que son casos aislados, una persona y no un colectivo es uno de los trabajos que desarrolla ATIM.

EN esta labor que ha ido fluctuando en función de las necesidades del colectivo cuentan con un trabajador social y convenios con abogados, mediadores, psicólogos y apoyo escolar. Uno de los servicios que también prestan es el de traducción. «Fuimos la primera organización de mediación porque es una necesidad real para los migrantes pero también para los servicios públicos del país», destaca. Así cuentan con una bolsa de cinco personas en Burgos Capital que acude allí donde se reclama su intermediación.

«Lo único que necesitamos que se nos diga con antelación porque es un trabajo de voluntarios, tienen sus propios trabajos», señala el presidente de ATIM. Por ello reclama que «sea un servicio que se realice a través de traductores autóctonos que conocen la idiosincrasia de cada zona geográfica del país y las administraciones deberían fortalecer este servicio con las asociaciones de su entorno», destaca.