Alma burgalesa en el corazón de África
Kisoro y Rubare convierten los 2.000 farolillos en un poblado renovado con nombre burgalés
La etnia Batwa fue expulsada del Congo hace 17 años. Esta población de pigmeos fueron trasladados a un pedregal en la ladera del monte Virunga (Uganda). Allí han malvivido en chozas «mugrientas, durmiendo en plásticos echados sobre un suelo húmedo casi siempre porque es una zona con abundantes lluvias», recuerda la responsable de la ONGKisoro, Ana Díez. Una visita turística a una zona que enamora a cualquiera se convirtió en un compromiso vital de apoyo a una población de olvidados a su suerte. «Allí no hay tierra fértil, no tienen oportunidades para desarrollarse y el deterioro es terrible no puedes no hacer nada», explica Díez de su compromiso.El año pasado Burgos vivió la primera suelta de farolillos para recaudar fondos para esta ONGy Proyecto Rubare que desarrolla una isla de oportunidades en medio de la barbarie y la guerra interminable del Congo. Ambos proyectos, separados por una frontera y tres decenas de kilómetros están unidos desde el principio. El objetivo es «generar oportunidades primero para mejorar sus condiciones de vida y para que puedan ganarse la vida para toda la comunidad» explica Díaz.La primera de las actividades, organizadas en colaboración con la ONGde la zona Kcompo, fue poner en marcha una escuela para atender a los menores. «Buscamos recuperar una generación para dar oportunidades de futuro aunque en un principio más que enseñar matemáticas se les enseña habilidades sociales y se les ayuda a recuperar la esperanza», explica. Cuentan ya con 79 niños atendidos en un centro que tiene un director y tres profesores. La Escuela se llama Burgos-España. Fue el primer paso de esa recuperación de los integrantes de la etnia.Como la zona en la que viven es un pedregal se alquilaron tierras vecinas para cultivar comida. «Se trata de que ellos aprendan a producir para el alimento del grupo y para poder vender el excedente», señala.Pero todo este desarrollo parte desde el propio hogar. Con los farolillos lanzados el año pasado en Burgos, se obtuvieron 4.000 euros, más una subvención de la Diputación Provincial de Burgos de 16.000 euros, han podido iniciar la reconstrucción del poblado. Con la ayuda de un ingeniero desplazado a la zona han podido adquirir el material y enseñar a construir las cabañas a los propios integrantes de la etnia. «Primero tuvimos que hacer un censo del número de personas y el número de casas para saber cuántas necesitábamos». Serían 43 casas de las que ya se ha empezado a construir 13. Cada una de ellas tienen nombres de pueblos de la provincia de Burgos. Está Lerma o Covarrubias. El objetivo pasa por obtener fondos para finalizar las 33 restantes. Por ello la organización pone en marcha una nueva edición de la suelta de farolillos, que será el próximo 18 de marzo. Además pondrán en marcha un programa por el que todo aquel que financie una vivienda (el coste es de 500 euros) podrá darle nombre.El proyecto persigue «empoderar a las personas para que sean capaces de labrarse su futuro, no se trata de darles las cosas hechas tienen que aprender a construir las cabañas, para luego poder vivir de ello en otros lugares, arreglarlas ellos, obtener los fondos para construir más etc».Al mismo tiempo el proyecto cuenta con una tercera fase que es la construcción de una Casa de Acogida para niños. Los chicos pasarían de lunes a viernes en el centro y volverían a su casa cada fin de semana. «Se trata de sacarlos de un entorno negativo para que puedan aprender y ver otra realidad y que decidan qué quieren ser de mayores pero sin perder sus raíces», explica.Mientras tanto trabajan ya para desarrollar viajes para turistas por la zona, ofreciendo una inmersión real en el poblado y accediendo a lugares «impresionantes».