Tras la pista de Nanuk

La noche se presentaba ideal. Vacaciones en Asturias entre amigos, con la tranquila Luarca como escenario, una casa rural enclavada en un entorno más que privilegiado con vistas a la playa de Cueva, una barbacoa para entonar el cuerpo... Varios de los reunidos han acudido a la cita con sus perros, que juguetean en el jardín mientras la carne alcanza el punto deseado.

Poco imaginaba Álex Fernández que aquella estampa, casi idílica, iba a truncarse por una fuga inesperada que todavía hoy mantiene su alma en vilo. Su fiel amigo Nanuk, un can mestizo -parte labrador, parte american pitbull- salía corriendo, asustado, y su pista se perdía. Era el 28 de marzo.

La búsqueda continua sobre el terreno y en redes sociales, donde la familia de Nanuk ha encontrado ya el apoyo de 15.000 personas que, además de expresar su cariño y compartir imágenes y datos del perro desaparecido, ponen en la pista de ejemplares similares encontrados en otros lugares. El tiempo pasa, no obstante, y los ánimos flaquean. «Es como si se lo hubiera tragado la tierra», explica el joven burgalés de regreso a Asturias, donde le espera un equipo de la televisión regional para una entrevista.

Le brotan a borbotones las palabras de agradecimiento, porque si de algo le ha servido el duro trance es para constatar «que hay mucha gente buena, dispuesta a ayudar sin pedir nada a cambio». La lista es larga y comenzó a poblarse en la misma noche de la desaparición de Nanuk: «La Guardia Civil se ha volcado desde el primer momento y también los vecinos de la zona, que peinaban metro a metro los montes del entorno. De hecho, el rastreo ha sido tan minucioso que descartamos que esté por allí dando vueltas y no se le haya visto».

La voz de Álex es firme. El empeño por encontrar a su inseparable compañero puede más que el dolor de imaginar un futuro sin él. Algo que, por ahora, no pasa por su cabeza, asegura, concentrado como está en exprimir al máximo cada pequeña pista. Ha habido unas cuantas que han puesto el foco en los rincones más dispares del país. La última apuntaba a Andalucía, por ejemplo. Y ayer mismo, una seguidora de la página de Facebook ‘Buscando a Nanuk’ colgaba fotos de un ejemplar similar hallado en Cataluña.

A esta lucha del joven burgalés, que ofrece una recompensa de mil euros a quien le devuelva a su amigo, se han sumado incluso famosos de gran proyección nacional, todos declarados defensores de los animales. «Dani Rovira, Cristina Pedroche, Ana Simón o Javier García Roche ‘El Chatarras’...», enumera Álex, infinitamente agradecido por el gesto de estos personajes «que tienen gran influencia y han multiplicado la difusión de nuestra llamada de auxilio».

Con la posibilidad de que Nanuk siga desorientado en las inmediaciones de la casa rural de la que partió prácticamente descartada, las sospechas -y los temores- se centran en que alguien se lo llevara. «Puede que quien lo tenga no se haya enterado de que lo estamos buscándolo desesperadamente. Me cuesta creerlo, por la campaña que hacemos y principalmente porque tiene chip y si acude al veterinario la alerta es inmediata, pero podría ser», relata el dueño, que confía en que si «alguien lo ha retenido aún conociendo la situación, cometerá un error tarde o temprano y lograremos dar con él».

El peor de los escenarios que Álex concibe, aunque de ‘refilón’, es que dadas las características del can, se lo hayan llevado para emplearlo de sparring con perros de pelea. Apenas pronuncia estas palabras, calla. No lo dice pero es evidente que el mero hecho de imaginarlo duele.

Nanuk, que acaba de cumplir tres años lejos de su hogar, llegó a la vida de su familia actual de casualidad, cuando apenas tenía 4 meses de vida y a miles de kilómetros del país en el que hace un par de meses se perdía su rastro. Sus caminos se cruzaron en Estados Unidos. Concretamente en Phoenix (Arizona). Allí trabajaba el ahora propietario sin intención alguna de tener un perro.

«El conocido que lo sacó de la protectora no podía mantenerlo más y yo, que alguna vez salía a correr con él y le había cogido cariño, decidí quedármelo sin pensarlo mucho. Es muy cariñoso y se convirtió en mi apoyo en aquella época, lejos de casa. Me seguía a todas partes. Cuando opté por regresar no dudé, Nanuk volvía conmigo. Hice todos los trámites, que no eran pocos, y me lo traje. Estas iban a ser nuestras primeras vacaciones juntos en España», relata emocionado.

Álex no tira la toalla. Quiere esas vacaciones. Quiere un final feliz para esta historia. Quiere que el ‘calor’ recibido en la red de redes tenga su fruto -aunque reconoce que la comunidad generada ha servido ya para difundir otras desapariciones o reclamaciones de agrupaciones en defensa de los animales- y quiere, sobre todo, volver a abrazar a su amigo. Por eso sigue buscando a Nanuk.