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La Romería de la Virgen Blanca celebra sus bodas de plata

Los burgaleses subieron al Castillo para honrar a La Blanca y disfrutar de pinchos y paella

Uno de los momentos más esperados de la jornada es el tradicional reparto de paella.

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V. MARTÍN / Burgos
Burgos

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La devoción, el folclore y la buenas viandas regresaron un año más al Castillo en la tradicional Romería de la Virgen Blanca. Tras varias semanas de lluvias y con una a temperatura que no llegaba a despegar, por fin el sol brilló radiante y permitió disfrutar de una jornada calurosa que protagoniza el pistoletazo de salida al mes más festivo de la capital burgalesa. Y es que en menos de quince volverán a resonar dulzainas y tambones con la celebración del Curpillos y poco después con la fiestas patronales.La cita arrancó en la Iglesia de San Pedro de la Fuente desde donde fieles, autoridades, peñas y grupos de danzas acompañaron a la imagen de la Virgen Blanca hasta el Castillo. Ya en la campa se celebró la misa de campaña en honor de la Virgen Blanca. La tradición dice que ese fue lugar en el que estuvo ubicada la iglesia medieval de Nuestra Señora de la Blanca y que desapareció con la voladura del Castillo por los franceses durante la Guerra de la Independencia.Pinchos de chorizo, morcilla y morro fueron la antesala de una paellada que ayer cumplía 25 años. Desde la madrugada, Dionisio Cabello y los voluntarios empezaron con los preparativos de la paellada. «Esta idea se gestó hace 25 años en un viaje que hice a Valencia con un grupo de danzas al que pertenecía. Allí nos invitaron a una paella y pensé que sería una buena idea hacerla en Burgos, es una actividad que ha ido creciendo año tras año y queremos que perdure en el tiempo». Para ello, Cabello hace un llamamiento a los más jóvenes, «necesitamos relevo generacional, voluntarios que nos ayuden con la preparación de las paellas».Cerca de «6.000 raciones» se repartieron en el Castillo gracias a 36 paellas. «Usamos 500 kilos de carne y 500 kilos de marisco, así como 400 kilos de arroz, 30 kilos de ajo y 200 kilos de pimiento rojo y verde, ingredientes que nos dona cada año Alcampo».Los voluntarios no celebraron los 25 años de ninguna forma especial, «nos habría gustado haber organizado algo más espectacular, pero simplemente nos haremos una foto con las autoridades para recordar este día», aseguró Cabello, quien demandó a los políticos que «‘se mojen’ un poco más con la actividad».Y mientras se hacían las paellas, media docena de peñas burgalesas se encargaban de quienes dedicaban ese momento a llenar el estómago. «Subimos cada año al Castillo porque nos gusta mucho esta fiesta y además tenemos amigos en varias peñas», comenta Sara, mientras disfruta de un pincho junto a su amiga, quien asegura que «si el tiempo acompaña, y suele ser así, nos gusta más que a El Parral, hay menos gente y cero pelusas».Después de llenar el estómago, el Grupo de Danzas María Ángeles Sáiz amenizó la ‘sobremesa’ con la música tradicional, las danzas y los juegos populares. La cita finalizó tal y como empezó, con sol y alegría. Ahora solo queda esperar un año para la próxima edición de esta romería que cada año gana más adeptos.