Un manto de flores viste a la patrona

Todas las previsiones anunciaban nubes y lluvias para el día grande de las fiestas de San Pedro y San Pablo pero la jornada se despertó con un sol brillante que acabó protagonizando una mañana sofocante. Tanto, que alguna que otra persona tuvo que ser atendida por desvanecimiento. En la Plaza del Rey San Fernando todo estaba listo para la Ofrenda Floral y Nuestra Señora Santa María la Mayor esperaba a lo pies de la Catedral a que llegaran los primeros peñistas, quienes atravesaban el Arco de Santa María poco después de las once y media de la mañana.Gigantillos y Gigantones se encargaban de flanquear a la talla religiosa en un acto en el que participaron más 4.000 personas pertenecientes a 80 peñas, asociaciones y entidades y que depositaron cerca de 90.000 flores a los pies de la Señora. Entre esas personas Juanjosé, miembro de la Peñas San Vicente de La Ventilla, desde hace casi cuarenta años, llegaba a los pies de la Catedral acompañado por su nieto a quien «he inculcado el amor por la tradición y sobre todo por este acto». El peñista, como tantos otros, solo tenía un deseo para la Virgen, «salud y trabajo».Cinco años lleva María Ángeles Miguel en la Peña Los Gamones, quien llegaba a la ofrenda con la misma ilusión que el primer año. «Aunque todas las fiestas son muy especiales para las peñas, entre los actos tradicionales este es el que más porque participamos miles de peñistas».Tras el paso de las últimas asociaciones y entidades, entraron en la Plaza del Rey San Fernando los danzantes, seguidos de una decena de reinas mayores de fiestas anteriores quienes, en esta ocasión, no estuvieron precedidas por las falleras. Las valencianas no acudieron este año a su cita con las fiestas burgalesas porque ayer celebraban el proceso de elección de la nueva corte. Así las cosas, tras la reinas de años anteriores fue el turno de los presidentes de la Federación de Fajas, Blusas y Corpiños de Burgos, de la Hermandad de Peñas y Blusas y de la Peña San Juan del Monte de Miranda, que también depositaron su ramo a la patrona de Burgos.Las damas de la nueva corte y miembros de los grupos municipales del PP, PSOE y Cs entraban en la plaza bajo mazas precediendo a las reinas Mayor e Infantil, a quienes acompañaba el alcalde de Burgos, Javier Lacalle. En ese mismo orden entregaron sus ofrendas florales a la Virgen. Tras ellos, depositaba su ramo la Banda Ciudad de Burgos.Hechas todas las entregas y como era tradición en los años 50 y 60, las Reinas hicieron su particular ofrenda verbal a la Patrona. Por su parte la Reina Infantil, Irene Antón, se acordaba en sus palabras de los niños y pedía a Santa María la Mayor, que «todos puedan celebrar fiestas y lo pasen bien, que tengan siempre comida, agua y colegios donde poder estudiar, una casa y ropa que vestir» y añadía a esa lista de necesidades básicas «una familia que les quiera, hospitales que les cuiden cuando estén enfermos y parques para jugar». En definitiva, que «sean muy felices».Por su parte, Janire Hortelano, Reina Mayor de las fiestas, recordaba que «es un honor representar a todos los burgaleses en el día grande de las fiestas y en un acto tan especial como es la Ofrenda Floral a Santa María la Mayor». Tal y como Irene se acordó de los más pequeños en su petición a la patrona, Janire lo hizo de los jóvenes. «Somos responsables, comprometidos, generosos y dinámicos», aseguraba la Reina Mayor, quien pedía por «los jóvenes que estudian y por lo que trabajan, por los que están aquí y los que se han ido lejos, por los que tiene de todo y por quienes tienen necesidades, porque los jóvenes somos el futuro de la sociedad».A los discursos les siguió la interpretación de la ‘Salve popular’ a cargo de la Asociación de Danzas Burgalesas Nuestra Señora de las Nieves. Llegó el momento del baile de los Gigantillos, un acontecimiento siempre especial, más aún después de que el acto de Proclamación y de pregón celebrado el jueves prescindiera de él. Y tras las ilustres figuras burgalesas fue el turno de la jota. Primero damas y reinas bailaron la danza burgalesa frente a la imagen religiosa y para finalizar el acto un grupo de danzas del Comité de Folclore hacía lo propio.