El Correo de Burgos

GOYO RODRÍGUEZ / Ilustrador y diseñador gráfico

«El lápiz es el arma más poderosa del mundo»

Burgalés del 75, estudió en el Círculo Católico y en el López de Mendoza antes de levantar el título de Bellas Artes en Salamanca. Una carambola del destino lo llevó a asentarse profesionalmente en Asturias en el año 2000 y sus musas, y su familia, lo siguen reteniendo junto al mar Cantábrico

Goyo Rodríguez-RAÚL OCHOA

Goyo Rodríguez-RAÚL OCHOA

Publicado por
ALMUDENA SANZ
Burgos

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Pregunta- Burgos es la tierra sagrada donde nació. ¿Y será el suelo bendito donde morirá?

Respuesta- No lo sé, me marché a Asturias por temas profesionales y cada vez que vengo a Burgos me parece una ciudad más bonita, ideal para vivir. ¡Quién sabe! Yo tengo la suerte de que puedo trabajar desde cualquier sitio del mundo y aunque tengo familia ya asentada en Asturias, también podríamos acabar aquí.

P.- Todavía puede cantar el Himno a Burgos sin mentir...

R.- ¡Por supuesto! Tengo la suerte, además, de que la mayor parte de mis amigos está aquí en Burgos.

P.- ¿Pero quién no le perdona que Asturias sea ahora la tierra de sus amores?

R.- (Ríe). ¡Mi madre! Es lógico. A los padres no les gusta que sus hijos se vayan del nido. Además, mis dos hermanas también viven fuera, en Elche y en Madrid. Quién sabe si el día de mañana acabamos los tres de vuelta.

P.- Si yo le digo ilústreme, usted...

R.- Pienso en actualidad. Siempre la tengo en la cabeza.

P.- Sus ‘conceptraciones’...

R.- Sí, parte de mi cerebro está continuamente funcionando en esa faceta.

P.- ¿Cómo se concentra uno con pe?

R.- Es muy divertido, es un juego absoluto, pienso en dos o tres imágenes a la vez y las mezclo, pero siempre con la idea de conseguir que tenga su significado.

P.- Tiene pendiente una sobre...

R.- Tengo dos pendientes, una de la sentencia del Tribunal Supremo sobre las hipotecas y otra, sobre la situación de Yemen. Vi hace unos días una imagen de una niña que murió de inanición y me ha dejado impactado. Mi sueño, imposible en la sociedad en la que vivimos, sería conseguir una imagen que de verdad concienciara a la gente de todo lo que pasa a nuestro alrededor e hiciera algo al respecto.

P.- ¿Qué realidad se le antoja imposible de plasmar?

R.- Hasta ahora no he encontrado ningún límite. Es un reto y siempre he salido bien de él.

P.- ¿Sus musas son de agua dulce o salada?

R.- Diría que de agua salada. Como castellano y, aunque llevo años en Asturias, sigo viendo el mar como ese lugar de tranquilidad, para mirar al infinito y pensar. Andar por la playa o por el paseo marítimo me sigue sorprendiendo como el primer día. Aquí tenemos una llanura de naranjas y amarillos y allí, una inmensidad azul. El mar deja mucha huella.

P.- ¿Para qué es el lápiz un arma arrojadiza?

R.- El lápiz es el arma más poderosa del mundo. Todo se puede proyectar y hacer con un lápiz. Un arquitecto, un ingeniero, un ilustrador, un maestro... Todos empiezan con un lápiz. Una herramienta tan sencilla como es un trozo de madera con un poco de carbón proyecta el mundo. Se puede escribir un libro, ilustrarlo, construir un edificio, una nave especial, un ordenador o un móvil de última generación.

P.- ¿Todo el mundo es creativo?

R.- Sí, solo hace falta desarrollar esa creatividad y ahora con las nuevas tecnologías cada uno puede superarse.

P.- ¿Cuándo internet deja de ser un aliado?

R.- Cuando satura. Estamos bombardeados por millones de imágenes y al final calan en nosotros mensajes que no son los adecuados. Estamos en un momento en el que hay que parar, reposar y tener mucha cabeza. Guarda una parte de aliado y otra importante de peligro.

P.- ¿Un ilustrador ilustrado es una redundancia?

R.- No, no, no. No me considero un ilustrador ilustrado y es un hándicap. Nunca sobra nada, ni libros ni información. Tengo colegas de profesión que sí son auténticos genios y los tengo una envidia terrible. Me siento muy pequeño al lado de un ilustrador ilustrado.

P.- ¿Es paradójico que el libro de texto dé de comer a un ilustrador?

R.- Ser ilustrador de libros de texto es la mejor profesión del mundo, estás en todos los colegios y apoyas el saber que necesitan los chavales. Es un trabajo que actualmente da de comer, aunque antes daba un poco más, pero en España hay muy buenos ilustradores de álbumes y novelas gráficas y es triste descubrir que esta vertiente no da tanto de comer cuando realmente es la que conoce la gente.

P.- ¿Hay mucho postureo en este mundo en el que se mueve?

R.- Se puede ver así, pero no voy a generalizar. Quizás es más evidente en las nuevas generaciones, que ven más la pose artística, cuando no deja de ser un oficio. Yo siempre digo que hay que dejar el ego a un lado y entregarte a ser buen profesional.

P.- ¿A su ego lo mantiene a raya?

R.- Absolutamente. Me considero muy pequeñito, de cada trabajo solo veo los errores, cuando alguien lo alaba me pongo extremadamente nervioso y viviría encantado si pudiera estar en mi casa escondido. Pero sí es cierto que, aunque no me guste, hay que estar expuesto para vender.

P.- ¿Es su peor crítico?

R.- Absolutamente. De hecho cada vez que termino un trabajo, primero estoy muy contento con el resultado, pero cuando me relajo y ha pasado el tiempo lo veo fatal. Trato de mejorar siempre.

P.- ¿Quién es su particular Moby Dick?

R.- Uy, no me lo he planteado. Uno de los Moby Dick que no ha podido conmigo y he conseguido cazar ha sido este libro. Me he enfrentado al que quizás ha sido mi mayor reto: ilustrar un clásico universal. Lo he pasado muy mal, pensé que no iba a salir bien parado, que iba a acabar conmigo, pero lo he logrado.

P.- García Lorca o El Greco. ¿Quién es mejor modelo?

R.- García Lorca porque es poesía, corazón, alma, sentimiento, el máximo exponente de la poesía universal, un ser maravilloso que nos dejó pronto.

P.- ¿Y cuánto de coqueto es el Cid en el momento de retratarlo?

R.- El Cid es un personaje histórico orgulloso de ser quien es. Es una figura por descubrir.

P.- ¿Ha encontrado su hilo rojo?

R.- El hilo rojo cose personas y yo estoy unido a muchas que tiran de mí, además de estar atado también a la suerte, que sí la he tenido.

P.- El brindis. ¿Con sidra o vino?

R.- ¡Caray! Con vino, con vino.

P.- Tira la tierra...

R.- Es que con la sidra caen botellas, con el vino, un par de copas (ríe).

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