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TRIBUNALES

Una sobrina revela que Huidobro dijo que «se había equivocado» con su tío

Otra sobrina señala que «para nada teníamos conocimiento» de la sedación al anciano

Burgos

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La sobrina y ahijada del anciano de 95 años -sobre quien se revirtió la sedación pautada por el ahora acusado, el doctor Juan Antonio Huidobro-, con iniciales P.C., desveló ayer que el exjefe del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario de Burgos (HUBU) le reconoció un año después (26 de enero de 2016) que «se había equivocado con su tío», en alusión a la indicación de la sedación paliativa el 2 de enero de 2015. El exjefe de Medicina Interna del HUBU se enfrenta a 26 meses de cárcel y a ocho años de inhabilitación por dos sedaciones.

Lo hizo durante su declaración, en calidad de testigo, en la quinta sesión del juicio de las sedaciones en el que se juzgan dos sedaciones presuntamente irregulares por parte del doctor Huidobro a dos pacientes ingresados en el Servicio de Medicina Interna a finales de 2014 y a principios de 2015: el de la mujer de 77 años, C.B. quien falleció a los dos días de estar ingresada, y el del nonagenario I.C., quien sobrevivió tras la reversión del tratamiento, respectivamente. La sobrina P.C. declaró que el día 26 de enero de 2016, aprovechando su traslado desde Madrid (donde vive) al HUBU debido a una operación a su hermano J.L.C., decidió hacer -junto a su hermana mayor I.C, la tutora responsable del anciano- una visita a la planta donde estuvo ingresado su difunto tío para intentar mantener una conversación con el doctor Huidobro.

De esta forma, relató que estuvieron reunidas en su despacho y fue en ese lugar y en ese momento cuando esta sobrina le pregunta: «Por favor, quiero que me diga qué es lo que pasó con mi tío y que reconozca su error». A ello, según declaró en sede judicial, el acusado respondió: «Me he equivocado con su tío». Ante este reconocimiento, dijo, prefirió no indagar más, si bien desconoce si el error reconocido por el facultativo fue «intencionadamente o no».

Sobre este episodio también se refirió la sobrina tutora familiar responsable del nonagenario, con iniciales I.C., que fue quien también estuvo presente en esta reunión. Así, precisó que duró alrededor de una hora y aseguró que en este tiempo «le reprocharon su actuación» y que «lo único que se perseguía era que no se volviera a producir y que las sedaciones se utilizaran de forma correcta». Y apostilló que al término de este encuentro, Huidobro les agradeció el comportamiento que tuvieron con él por la «forma de actuar». Junto a ellas, prestaron declaración como testigos las otras cuatro sobrinas del anciano I.C. (una a través de videoconferencia) y se leyó la declaración realizada por el sobrino J.L.C. en el Juzgado de Instrucción dado que ha fallecido. Precisamente, fue éste junto a su mujer F.P., quienes estuvieron visitando a su tío la mañana del 2 de enero de 2015, antes de que se le pautara la sedación paliativa.

En sus declaraciones, ambos sostuvieron que esa mañana encontraron a su tío «como un enfermo que estaba tranquilo, sin dolor ni angustia al respirar, hablando normal y comiendo bien», recordó la ahora viuda del sobrino del paciente sobre el que iban a indicar una sedación paliativa al poco tiempo. Asimismo, agregó que «razonaba perfectamente durante la media hora o tres cuartos de hora» que estuvieron en su habitación». «Hablaba con su sobrino del negocio» relató. Acto seguido, según su versión, su marido habló en el pasillo de la planta con el doctor Huidobro y aseguró que ella está presente. En esta conversación, señaló que su esposo «no dio ningún consentimiento» al doctor para que se pautara una sedación y que «tan solo dijo que no sufriera ni tuviera dolores» ante el fatal diagnóstico que le describió. La declaración de la sobrina M.D.C., quien lo hizo a través de videoconferencia, precisó que en esta conversación entre el doctor Huidobro y su hermano J.L.C., el facultativo le comunicó que el anciano «estaba muy malito y que duraría dos días porque tenía un cáncer galopante». Ante esto, «solo dijo que no sufriera ni tuviera dolores».

La sobrina mayor, que ejercía de tutora responsable del paciente de 95 años, afirmó: «Para nada teníamos conocimiento de la sedación. No autorizó nadie porque la única persona que a nivel familiar ostentaba la representación de todos era yo y nadie me preguntó a mí».