El Correo de Burgos

La investigación burgalesa, en el ‘top’ de la ciencia española en 2018

Destacan las publicaciones sobre arte neandertal (Isabel I), ocupación temprana del norte de África (Cenieh) y la mandíbula de Misliya (Cenieh y UBU)

Miembros del equipo de Ain Hanech excavando en Ain Boucherit.-CENIEH

Miembros del equipo de Ain Hanech excavando en Ain Boucherit.-CENIEH

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Que Burgos es una referencia en el estudio de la evolución humana no se discute. La presencia de Atapuerca en su territorio le sitúan como ubicación de uno de los yacimientos más ricos de Europa con una presencia continuada de comunidades de homínidos desde hace más de un millón de años. +

Otros rincones singulares como los neandertales de Valdegoba, las cuevas de Ojo Guareña y elementos que empiezan a analizarse en la zona de Salas de los Infantes o en Prado Vargas son ejemplo de ese potencial que, la presencia de científicos especializados formados en la sombra, o el sol, de los yacimientos de Atapuerca ha generado. Pero además de la material y el personal formado y especializado la investigación también se hace aquí y es de referencia.

Con el final del año se multiplican las clasificaciones de investigaciones principales. Algo que han puesto de moda las publicaciones científicas de referencia como Science o Nature. A nivel doméstico también hay agencias especializadas como EFE-Futuro o Sinc que se encargan de elaborar esas misas listas de los mejores trabajos científicos en el ámbito español.En estas listas se cuelan tres trabajos de corte internacional pero cuyo proceso de investigación se ha desarrollado en instituciones burgalesas o por su personal como son el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (Cenieh), el Laboratorio de Evolución Humana de la Universidad de Burgos (UBU) y el Departamento de Historia y Geografía de la Universidad Isabel I (Ui1).

El cambio de paradigma es uno de los objetivos de todo proyecto científico. Las nuevas dataciones de las costras de pinturas rupestres en Ardales (Málaga), Maltravieso (Cáceres) y La Pasiega (Cantabria) revelaron una antigüedad de hasta 66.000 años con lo que se abrían las posibilidades de ejecución de esos trazos que adivinan figuras de animales, signos o manos en negativo a neandertales.

En aquella época en la península ibérica coexistían las dos especies. Una investigación que tuvo parada en Burgos. El que fuera geocronólogo del Cenieh en Series de Uranio, hoy en el Max Plank de Alemania, Dirk Hoffmann, volvió a la ribera del Arlanzón con el resto del equipo para mantener encuentros de trabajo sobre este proyecto en el verano de 2017 en las instalaciones de la Universidad on line Isabel I.

En este centro imparte clases y forma parte de sus equipos de investigación el especialista en arte rupestre Marcos García, la cuota burgalesa de este proyecto. Posteriormente otros especialistas en pinturas rupestre pusieron en duda la base de esta investigación que volvió a ser refrendada por los geocronólogos con datos.

La discusión se ha mantenido durante todo el año pero este artículo, publicado por la revista Science, es uno de los análisis con participación española, y burgalesa, que más impacto han tenido en el ámbito científico durante el año que termina.Sapiens en Argelia

Otra de las investigaciones que ha revolucionado la paleontología y que se ha gestado su análisis desde Burgos ha sido el evidenciar la presencia homínida en el norte de África hace 2,4 millones de años. Desde 2011 el director de la excavación de Ain Boucherit, Mohamed Shanouni, trabaja en el Cenieh y desde aquí analiza los hallazgos que cada año se dan en este y otros yacimientos argelinos.

Pero este año han dado la campanada al encontrar herramientas y huesos de animales con marcas de corte datados en entre 1,9 y 2,4 millones de años respectivamente. Estas dataciones son contemporáneas a materiales arqueológicos localizados al este del continente africano. El cuchillo más antiguo de la humanidad (2,6 millones de años) se había localizado en la localidad etíope de Gona. El investigador principal de esta especie de Atapuerca africana, Sileshi Semaw, también trabaja en el Cenieh y esta cercanía, colaboran en proyectos de investigación entre ambos yacimientos, ha facilitado la comparación entre los artilugios líticos.

Las dos tienen los bordes muy afilados, asociándose al modo olduvayense, y se cree que se utilizaba para procesar las carcasas de los animales. El reto para el equipo del Cenieh que trabaja en este yacimiento es localizar fósiles humanos coetáneos porque ahora la gran pregunta es qué especie realizó esas herramientas y procesó aquellos animales tan al norte de la cuna de la humanidad.Más información en la edición impresa

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