El peso industrial refuerza la evolución de la economía burgalesa

El informe de BBVA Research sobre la situación económica de Castilla y León augura cierta desaceleración en el crecimiento pero, afirma, haberlo lo habrá aunque «moderado». Tal adjetivo surge de la comparativa con el alza de ejercicios anteriores y del avistamiento de incertidumbres antes inexistentes. En concreto, este estudio estima que el Producto Interior Bruto de la región crecerá un 2,3% en 2019 -que sería una décima más del aumento de 2018- y un 1,9% en 2020. «De cumplirse estas previsiones completaría siete años con un aumento anual medio del 1,9%», explicaban ayer la directora de la Territorial Noroeste de la entidad, Yolanda Martínez-Bajo y el economista jefe para España de BBVA Research, Miguel Cardoso, en la presentación del citado documento. Ambos destacaron además que este escenario favorecería la creación de 35.000 empleos en dos años en el conjunto de la Comunidad, lo que rebajaría la tasa de paro autonómica hasta el 8%.

Más allá del marco general, el informe elaborado por BBVA Research también ahonda en el comportamiento de aspectos concretos como el mercado laboral, los principales sectores productivos o la venta de viviendas. Y Burgos, analizadas las diversas variables, saca nota. «Claramente ha registrado un crecimiento del empleo superior al conjunto de la región y en afiliación a la Seguridad Social, junto a Valladolid y Palencia, se aproxima a las cifras de épocas de bonanza, mientras que durante la crisis el comportamiento de estos indicadores ha sido menos negativo que el global. Todo ello apunta a una economía más resistente incluso de lo que muestran los datos», reconocía Cardoso, en referencia al origen del alza reciente del empleo, «que se apoya en el sector industrial, en particular las manufacturas, frente al global de la Comunidad, alimentado por la aportación positiva de los servicios públicos», lo que, a su juicio, es una ventaja y una garantía de que «la recuperación en Burgos será algo más intensa» que en el resto de la autonomía.

De vuelta al conjunto de Castilla y León, de desgranar causas y consecuencias de la evolución dibujada por los indicadores se encargó Cardoso, tras recordar que la mencionada desaceleración es «estructural, pues pasamos de tasas de crecimiento de alrededor de un 3% antes de 2017 a las que prevemos que van a estar entre el 2,5% y el 1,5%». Entre las razones que explican la mejoría reciente resaltó la recuperación de la economía mundial, el mantenimiento de los tipos de interés bajos así como el descenso del precio del petróleo y el impulso fiscal al que contribuía, afirmó, la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado de 2018, «por propiciar el aumento de empleos y salarios públicos y de las pensiones». Tales factores han logrado mitigar la pérdida de vigor de vientos de cola, tales como, entre otros, la ‘explosión’ de demanda de determinados bienes de consumo «cuya reposición se había pospuesto durante la crisis por falta de recursos o miedo» o el estancamiento del turismo, en particular el extranjero atraído por un aumento de la sensación de seguridad en países que han bajado los precios.

Cara y cruz. Y es que frente a las causas del crecimiento que continuará se expusieron las incertidumbres externas e internas que actualmente pisan el freno. Al respecto, el economista jefe para España de BBVA Research señalaba al dudoso «entorno internacional», con el ‘brexit’ a las puertas y las negociaciones comerciales en marcha entre Estados Unidos, China y la Unión Europea con el fin de aumentar las tarifas aduaneras. «En el ámbito nacional existen además otras dudas que pueden lastrar el crecimiento», especialmente vinculadas a las políticas económicas y fiscales que vendrán tras las elecciones ya convocadas, «con medidas cuyos efectos en todo caso se dejarían sentir especialmente en la segunda mitad del año», explicó Cardoso, que también se refirió a los efectos de la tensión entre el Gobierno central y el catalán como una influencia negativa.