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MUNICIPAL / urbanismo

El barrio de Capiscol sigue a la espera de su rehabilitación

Los remanentes de Tesorería permiten desbloquear esta intervención pendiente desde el año 2015

La calle Real en su conexión con la calle Antonio García Martín se convierte enuna ‘piscina’ los días de lluvia.-ISRAEL L. MURILLO

Publicado por
V. MARTÍN
Burgos

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Una calle llena de socavones y alguno de sus tramos incluso sin asfaltar y con muy poca iluminación. Así presentan los vecinos el estado de la calle Real en el barrio de Capiscol. A ella se suman otras calles del entorno, que siguen el mismo guión, como la calle Villafranca o la calle Molino Salinas. «La calle Real es una auténtica laguna cuando llueve», comenta Javier Turriso, vecino, quien señala que el barrio «es una zona abandonada desde hace muchos años».A este vecino burgalés no le falta razón y es que han pasado cuatro años desde que en enero de 2015, el alcalde de Burgos, Javier Lacalle, anunciara que el Ayuntamiento acometería diferentes actuaciones en el barrio. Una acción que se prolongaría durante dos anualidades y que superaría el millón de euros de inversión.El objetivo de aquel proyecto pasaba por reformar la calle Real, tanto sus aceras como la calzada para permitir ganar plazas de aparcamiento, cambiando el estacionamiento a batería para acoger más vehículos en una zona de alta densidad de población.Aunque el proyecto acababa en el cajón, volvía a recuperarse el pasado mes de julio con algunas variaciones. Los trabajos aprobados en Junta de Gobierno manejan un plazo para las obras de 12 meses y se adjudicaron a la empresa Herrero Temiño. Lacalle anunciaba su inicio a finales del pasado año y preveía su finalización tras el verano de 2019.La intervención en la calle Real es la que conlleva más superficie dado que se actuará hasta llegar al camino negro, así como en la calle Molino Salinas. La obra pasa por dar un solo sentido de circulación a la vía para facilitar el paso a los vehículos dado que se va a mantener el aparcamiento en ambos márgenes de la calzada. Ahora es doble sentido y en las zonas donde se estrecha la calzada se complica la circulación. De hecho, tal y como apunta Turriso, «para salir de los garajes de algunas viviendas hay que hacer varias maniobras para evitar socavones y coches porque no hay espacio suficiente».El proyecto redactado por los técnicos de Fomento del Ayuntamiento contemplaba además mejorar el ancho de las aceras y señalizar que la vía forma parte del Camino de Santiago. Ya en la calle Molino Salinas, el proyecto acoge la construcción de un pontón que permita el paso de peatones y de vehículos sobre el cauce Molinar y que uniría la calle Real con la calle Villafranca. Además, la empresa deberá rehabilitar la plaza junto al canal y mejorar la estética del entorno.Otra de las partes de esta intervención se dirige a los accesos del polideportivo Carlos Serna, una actuación demandada desde hace años por los usuarios del espacio. Supondrá actuaciones tanto en la entrada de los vehículos desde la carretera Logroño como en un acceso desde el bulevar. Este proyecto sumaría, además, la creación de una nueva pasarela sobre el Arlanzón que prolongaría la calle Antonio García Martín.La intervención, que tendría un coste de 2,3 millones de euros podría ser una realidad este año y es que la incorporación de los remanentes de Tesorería al presupuesto prorrogado de 2019 ha permitido desbloquear, entre otros proyectos, la rehabilitación del barrio burgalés. Al estar adjudicada a una empresa el último paso pasaría por adjudicar la dirección de obra de los proyectos, el último trámite antes de comenzar los trabajos.