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ROMERÍA NUESTRA SEÑORA DE LA BLANCA

La Romería de la Virgen Blanca «fija raíces» en la campa

Miles de burgaleses acudieron a la cita / Se repartieron 7.000 raciones de paella

Grupos de danzas acompañaron la subida de la Virgen.-SANTI OTERO

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PAULA GIL / Burgos
Burgos

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El Castillo sobre el que se fundó la ciudad se tiñó ayer del color de los cientos de romeros asistentes a la Romería de la Virgen Blanca, recuperada hace años para recordar la iglesia medieval destruida en 1813 cuando las tropas francesas volaron la fortaleza antes de dejar la ciudad.

El homenaje a la Blanca se celebró un año más y en esta ocasión, con más acompañantes que nunca. Parte de culpa la tuvo el calor que no dejó de ‘pegar’ fuerte en la campa del Castillo durante la jornada, y es que ya se dejó notar a las 12.00 cuando partían de la iglesia de San Pedro de la Fuente.

Desde allí, romeros, peñas, grupos de danzas y decenas de paisanos, encabezados por la peña de San Pedro de la Fuente, se dieron cita a las puertas de la parroquia del barrio. En su interior, como es habitual, esperaba paciente la imagen de la Virgen para, minutos después asumir todo el protagonismo al salir a hombros del templo.

Así, fue portada hasta la campa del Castillo donde estuvo ubicada la iglesia medieval de Nuestra Señora de la Blanca. Posteriormente, se celebró la misa en la que intervino el grupo de tradiciones Los Zagales.

Sin embargo, mientras parte de la corporación municipal, las Reinas y las Damas así como los fieles acompañaban a la Virgen, otros ya empezaron a arrimarse a las peñas que amenizaron el entorno con música además de poner la nota de color con sus ropajes. Llegaron al Castillo a primera hora de la mañana para preparar el espacio y empezar a asar. Así, mientras algunos disfrutaron de los pinchos en las casetas instaladas por las peñas Los Gamones, Fátima, Antonio José y San Pedro de la Fuente, otros se encargaron de las paellas, que aunque muchos deseaban que así fuese, no se hicieron solas.

Morcilla, chorizo, morro, cerveza, vino y paella, mucha paella. Hasta 7.000 raciones se repartieron ayer, incrementado las cifras de años anteriores que solían rondar las 6.000.

Hubo largas colas para degustar un plato que a pesar de no ser de raíz burgalesa, tuvo muy buena acogida entre mayores y niños.

Como contó Dionisio Bello, único fundador que queda de la organización de la paella de la romería, cocinaron 32 paellas en una primera tanda de diez y a continuación, dos tandas de doce. Para su elaboración, utilizaron 400 kilos de arroz, 350 kilos de marisco y 300 kilos de carne además del preparado de paella y otros complementos como la sal o el aceite. Un año más, el Alcampo mantuvo su aportación y concedió todos los ingredientes.

Después de llenar el estómago, llegó el turno de la música tradicional, las danzas y los juegos populares a cargo del grupo de danzas María Ángeles Sáiz. La jornada concluyó con una sobremesa en las laderas del Castillo, ya que el tiempo acompañó durante todo el día, por lo que los burgaleses apuraron hasta los últimos instantes antes. Y es que ya saben bien que ahora tan sólo queda esperar un año para la próxima edición de esta cita que cada vez suma más fieles.

Además, entre los ‘repartidores’ de platos de paella se encontró el alcalde en funciones, Javier Lacalle, así como a los candidatos del PSOE -Daniel de la Rosa-, Cs -Vicente Marañón- y Podemos -Raúl Salinero-.

Durante la jornada se respiró alegría, un sentimiento que dejó entrever que en dos semanas ya está aquí la festividad de Curpillos y en menos de un mes recibimos en la ciudad a los santos Pedro y Pablo.