FIESTAS DE SAN PEDRO Y SAN PABLO / OFRENDA FLORAL
«Codo con codo» se engalana a la patrona con miles de margaritas
Más de 40.000 flores adornaron a Santa María la Mayor / Toda la corte bailó la jota
La jornada se despertó con un sol brillante que acabó protagonizando una mañana sofocante. Abanicos surcando el aire, viseras y botellines de agua fueron las armas de los burgaleses que no quisieron perderse la cita, para luchar contra un Sol de justicia.
Aun así, nada ni nadie se detuvo y la ofrenda de flores a Santa María la Mayor se llevó a cabo en todo su esplendor. Cientos de burgaleses se congregaron de nuevo alrededor de la Catedral para no perder detalle de uno de los actos festivos más tradicionales y queridos.
De este modo, a las once horas, se produjo el traslado en andas de Nuestra Señora Santa María la Mayor. Desde la calle San Lesmes, pasando por el Paseo del Espolón y entrando por el Arco de Santa María, una a una, las peñas se acercaban hasta la Virgen a depositar sus ofrendas florales. Gigantillos y Gigantones flanquearon a la talla religiosa en un acto en el que participaron más de 6.000 personas pertenecientes a diferentes colectivos y que depositaron alrededor de 40.000 flores a los pies de la Señora.
Entre esas personas, Rodrigo Arnáiz, miembro de la Peña San Vicente de la Ventilla, desde hace 23 años, cuando su madre lo traía en el «carricoche», llegaba a los pies de la Catedral acompañado de varios amigos para destacar que la ofrenda es el acto más «emotivo».
Tras el paso de las últimas asociaciones y entidades, entraron en la Plaza del Rey San Fernando los danzantes, seguidos de una decena de reinas mayores de fiestas anteriores quienes, por segunda vez consecutiva, no estuvieron precedidas por las falleras. Así las cosas, tras ellas fue el turno de la Federación de Fajas, Blusas y Corpiños de Burgos, de los representantes de las Casas Regionales y de la Hermandad de Peñas, que también depositaron su ramo a la patrona de Burgos.
Tras ellos, llegaba el turno de la Corporación Municipal, que entraba en la plaza bajo mazas acompañados de las damas de la nueva corte y precediendo a la Reina Mayor e Infantil, a quienes acompañaba el alcalde de la ciudad, Daniel de la Rosa, y quién hizo una ofrenda donde las rosas rojas fueron las protagonistas, como contrapunto de las margaritas rojas y blancas que vestían el manto de la Virgen.
Hechas todas las entregas y como era tradición en los años 50 y 60, las Reinas hicieron su particular ofrenda verbal a la Patrona. Por su parte, la Reina Infantil, Elena González, se acordaba de los niños y rogó a Santa María la Mayor que «todos tengan una casa para poder vivir y refugiarse de la lluvia, del frío y del mal tiempo», así como «que puedan ir a los colegios para aprender y estudiar» además de una «familia que les quiera y les cuide» ya que «me gustaría que con la ilusión que tenemos aquí en Burgos tanto mayores como pequeños se cumpliera algún día».
Por su parte, Alicia Santamaría, Reina Mayor de las fiestas, manifestó que «es un honor representar a todos y un orgullo muy grande estar encabezando este acto tan especial y tan nuestro como es la ofrenda a nuestra patrona Santa María La Mayor».
A los discursos les siguió la interpretación de la ‘Salve popular’ a cargo del Grupo de Danzas Burgalesas Tierras del Cid y que todos los presentes entonaron con devoción. Y con ello llegó el momento del baile de los Gigantillos, un acontecimiento siempre especial que continuó con la jota burgalesa que bailaron tanto las damas como las reinas. Para cerrar la jornada, cientos de faldas surcaron al viento con la exhibición que el grupo de danzas del Comité de Folclore realizó. Posteriormente, como viene siendo habitual, y con el tiempo justo después de la ofrenda floral, los burgaleses se dispusieron a bailar al son de la música.