El Correo de Burgos

Asociación Parkinson Burgos

Parkinson, más que un temblor

La asociación en Burgos atiende a 130 personas al día pero «tenemos lista de espera»

Un grupo de usuarios durante una de las actividades que se realizan en la sede de la asociación.-SANTI OTERO

Un grupo de usuarios durante una de las actividades que se realizan en la sede de la asociación.-SANTI OTERO

Burgos

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La imagen de la persona con Parkinson ha cambiado mucho una vez que la sociedad y la comunidad médica conoce cada vez más la enfermedad. «El paciente ya no son personas mayores que tiemblan, el temblor se quita con medicación que genera fuertes efectos secundarios, pero se quita. Ahora cada vez son más jóvenes a quienes se diagnostica la enfermedad y hay que hacerse a la idea y aprender convivir con ello», señala la presidenta de la Asociación Parkinson Burgos, María Jesús Delgado.

Preparan la inauguración en diciembre del nuevo Centro Multiservicios de Atención Integral Parkinson Burgos. Instalación donde se prestan servicios de terapias rehabilitadoras, con aparatos que personalizan ejercicios en función de la situación de cada paciente, un centro de día que presta atención a personas afectadas de 9 de la mañana a 19 horas de la tarde. También se prestan servicios de atención básica, social, tratamiento psicosocial y terapia ocupacional con servicios de logopedia, musicoterapia, rehabilitación o se presta ayuda a domicilio de cualquiera de estos servicios.

La asociación cuenta con 15 profesionales contratados para prestar estos servicios, pero el incremento de pacientes hace que todo lo logrado por mejorar la atención de los asociados parezca insuficiente. «Atendemos diariamente a 130 personas, pero seguimos teniendo lista de espera las nuevas instalaciones podrán cubrir más casos, pero la influencia de la enfermedad es cada vez mayor y cada vez más jóvenes».

Uno de cada cinco casos diagnosticados

son pacientes con menos de 50 años

Y es que uno de cada cinco casos diagnosticados son pacientes con menos de 50 años con la perspectiva de crecer. Se estima que en 2025 se triplicará el número de personas diagnosticadas. «Se conoce mejor la enfermedad, se ha investigado mucho a nivel neurológico, y tanto el ciudadano como los médicos y ahora hasta un médico de familia puede ver que pasa algo relacionado con el Parkinson y antes era un peregrinaje de médico en médico hasta tener un diagnóstico», recuerda Delgado.

El nuevo espacio, ubicado en el interior del Hospital Militar obliga a mejorar los accesos de autobús urbano. «Tenemos el problema que el edificio está al fondo, y nuestros pacientes en muchos casos la distancia desde la parada del autobús hasta la sede sea un mundo, y solo tenemos dos furgonetas… A veces viene el autobús del centro histórico que sí entra por tamaño, pero si uno se estropea no puede venir porque tiene que atender la ruta del centro», señalan.

A pesar de esta complicación están satisfechos con la unificación de servicios en las nuevas i’nstalaciones (antes se prestaban entre la residencia de Cortes y el Graciliano Urbaneja). El nuevo centro, de una planta, con 500 metros cuadrados de superficie se inaugurará oficialmente en diciembre, pero ya presta servicio. Se calcula que podría alcanzar los 200 pacientes atendidos.

Todos los esfuerzos son pocos para una

enfermedad que se calcula afecta a 1.730

personas en la provincia.

También desarrollan grupos de pacientes definidos en función del estadío de su patología y, ante el incremento de diagnósticos tempranos, en función de la edad. «Es duro el primer momento en el que diagnostican una enfermedad que es degenerativa, invalidante y no tiene cura cuando tú estás en pleno desarrollo profesional, con hipoteca, niños… Es importante contar con un periodo de aceptación, en el que se trabaja con psicólogos, y luego un grupo de personas que están con las mismas cuestiones y retos que estas tú y también los grupos de apoyo a las familias son importantes», relata Delgado.

Contar con un diagnóstico temprano es positivo porque hay rutinas y terapias que «ayudan a corregir el deterioro y permiten dar un a calidad de vida en el día a día». Así se realizan terapias de atención psicológica, pero también ejercicios de rehabilitación, desarrollar una dieta acorde con la enfermedad y hay medicación contra los temblores.

El problema son los efectos segundarios de esa medicación. Algunos derivan en trastornos del control del impulso y están vinculados con la ludopatía, la compra compulsiva, la hipersexualidad o la comida compulsiva. Afecciones que pueden tener consecuencias muy duras a nivel personal, profesional o económico. De ahí que el psicólogo, que en la asociación está disponible las 24 horas, sea una parte clave del proceso.

Todos los esfuerzos son pocos para una enfermedad que se calcula afecta a 1.730 personas en la provincia.

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