El Correo de Burgos

CORONAVIRUS

¿Cómo nos afecta el confinamiento?

La psicóloga burgalesa María Ángeles Fernández analiza los efectos que tiene el confinamiento sobre la salud mental de la ciudadanía

Una anciana se asoma a la ventana de su casa durante estos días de confinamiento. ISRAEL L. MURILLO

Una anciana se asoma a la ventana de su casa durante estos días de confinamiento. ISRAEL L. MURILLO

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Burgos

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Aunque el régimen de confinamiento está ayudando a combatir la crisis sanitaria del coronavirus, en algunos hogares está poniendo en riesgo la salud mental de los ciudadanos. Durante estas semanas, los psicólogos han advertido que el encierro puede aumentar la sensación de angustia, generar ansiedad o síntomas depresivos o favorecer la aparición de pensamientos catastrofistas. Sin embargo, coinciden en que es demasiado pronto para saber cómo la situación actual nos está cambiando.En este sentido, la psicóloga y directora del centro Mfbpsicología, María Ángeles Fernández Bacigalupe, recuerda que para muchas personas, «el aislamiento que estamos viviendo puede suponer un trauma severo», pero hace hincapié en que «hay que tener en cuenta que la situación que estamos viviendo no tiene precedentes documentados, por lo que no podemos saber a ciencia cierta qué efectos puede tener a medio y largo plazo». Eso sí, «la historia ha demostrado lo poderoso que puede ser ese aislamiento social» y es que «algunas de las herramientas más poderosas que tenemos para regular nuestro estado emocional son las relaciones con los demás, el contacto visual y el movimiento».Como es lógico, cada persona reaccionará de forma diferente a una situación de estas características. «Cualquier situación se puede percibir como traumática si abruma nuestras capacidades de manejo, pero no es la situación en sí lo que nos traumatiza, sino la capacidad que tenemos de gestionarla. Por eso, ante un mismo hecho algunas personas crecen y otras se traumatizan. Las personas con menor resiliencia se verán afectadas antes y al prolongarse el estado de alarma aumentará la intensidad de su malestar». No obstante, la psicóloga asevera que «la mayoría de las personas pasarán por diferentes etapas, desde un primer momento de incredulidad y negación ante lo que está ocurriendo, pasando por la necesidad de prepararse en la medida de lo posible para hacer frente a las nuevas circunstancias, hasta la aclimatación a las nuevas rutinas». Algunos cruzarán todas las etapas y otros «se atascarán en alguna de ellas».Precisamente en este sentido,  el hecho de ir alargando el confinamiento progresivamente «permite a las personas adaptarse a la situación de forma gradual, favoreciendo que haya un final visible, aunque posteriormente sea necesario alargarlo».VulnerabilidadEn cualquier caso, el confinamiento puede resultar más complicado para personas en una situación de vulnerabilidad. «Primero tenemos que saber a qué llamamos vulnerabilidad, ya que existen muchos factores a tener en cuenta». Por ejemplo, «las personas mayores de 70 años son los que mayor índice de fallecimientos tienen según las estadísticas, lo que les genera mayor vulnerabilidad desde el peligro al contagio», apunta Fernández, quien suma a la lista a los niños pequeños, que «están en proceso de crecimiento y necesitan el movimiento para regular su estado emocional».Añade, además, que la cuarentena en soledad también es un factor de riesgo «por la falta de apoyo emocional» y además «hay personas con circunstancias específicas, como un ambiente familiar conflictivo, que pueden ser más vulnerables». Al margen de las situaciones personales o la edad, la psicóloga hace hincapié en quienes ya padecen patologías previas como ansiedad, depresión, o algún tipo de trastorno emocional. «Son especialmente vulnerables, ya que en algunos casos pueden ver agravada su sintomatología previa».Aunque durante el confinamiento el acceso a la información es continuo, Fernández recuerda que «es importante estar informado,  pero la sobreexposición a la información es muy negativa» porque «si la situación de por sí ya es abrumadora, el exceso de información puede ahogarnos». Por otra parte, explica que «las redes sociales nos pueden ayudar a sentirnos más acompañados». De cara al desconfinamiento, la profesional apunta que «al enfrentarnos a una situación sin precedentes, no podemos saber a ciencia cierta cuáles serán las consecuencias una vez volvamos a la normalidad, aunque es indudable que, como después de cualquier impacto social, habrá cambios en mayor o menor medida. Volver a la  normalidad poco a poco nos ayudará a afrontar la nueva situación». Ante una nueva ola de la enfermedad, Fernández señala que «aunque por una parte estaremos más preparados para afrontar la situación», sin embargo «a nivel emocional se sufrirá un desgaste importante que dejará secuelas psicológicas en muchas personas». 

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