Amigos del Pueblo Saharaui envía 33 palés de esperanza a Tinduf
La Covid interrumpió de forma abrupta la tradicional Caravana Humanitaria que salió, con meses de retraso, a unos campamentos de refugiados «con muchas necesidades»
Toda relación física entre la sede de la Asociación de Amigos del PuebloSaharaui de Burgos y los campamentos de Tinduf se ha cortado de raíz como consecuencia del coronavirus. Pero no la relación telefónica y de cariño ni el trabajo que cada año realizan los voluntarios de la entidad.
Ayer se vivió uno de los momentos más importantes que es la salida de la Caravana de Ayuda Humanitaria. «Iba a salir en marzo pero nos llegó todo esto y nos vimos obligados a suspender todo, los campamentos se cerraron a cal y canto y ni siquiera los envíos que mandamos a los niños que hemos tenido en acogida se podían recibir», explica la presidenta de la asociación, Raquel González.
Se trata de alimentos no perecederos, productos de higiene para la limpieza como geles y champú, material escolar y medicinas
El material, dispuesto en 33 palés de ayuda humanitaria, se ha recogido de donaciones recibidas en Palencia, Miranda de Ebro, Aranda de Duero y Burgos. Se trata de alimentos no perecederos, productos de higiene para la limpieza como geles y champú, material escolar y medicinas. Este año también se han destinado sillas de ruedas y camillas para las instalaciones sanitarias de la zona. «Cerraron todo hermético allí, no pueden salir ni entrar, pero también en el propio lugar donde se encuentran es un desierto donde no se pueden ganar la vida ni plantar nada con lo que sobrevivir, dependen totalmente de la ayuda humanitaria y llega con retraso», se lamenta.
«Están muy debilitados y nuestro único deseo es que no entre la Covid allí»
Una delegación de los campamentos de refugiados saharauis acudirá al puerto de Orán a donde llegará el ferry que con todas las caravanas del país saldrá en los próximos días a Alicante. 2.000 ilómetros. «Ellos reciben el material, les han dado un permiso especial para salir porque se están cuidando mucho las autoridades de confinarlos para evitar contagios, están muy debilitados y nuestro único deseo es que no entre la Covid allí», explican.
Esos 2.000 kilómetros y la distancia sanitaria no son suficiente para dejar de pensar en ellos. La existencia de un hospital de campaña de Argelia y el envío de 300 toneladas de comida del país «son un alivio pero repartir eso entre 200.000 personas... se consume muy pronto».
Por otro lado, trabajan en diseñar algún tipo de actividad que permita a los niños salir del desierto en el que ese encuentran durante el resto del año. «Pensamos en ellos, en organizar algo pero es muy complicado en la distancia», explica. Una de las ideas pasaba por acudir al Sáhara libre donde hay oasis y vegetación y evitar el duro verano de los campamentos.
«Haremos lo que podamos, porque necesitan nuestro apoyo»
Siguen en el empeño, pero es muy difícil. Su objetivo es buscar una alternativa al programa de Vacaciones en Paz que este año, como consecuencia de la pandemia, tampoco se puede organizar. «Para los niños es muy importante porque salen de ese entorno que en verano, bajo 40 grados o mas, solo pueden estar en una haima y poco más» a lo que añaden las visitas y revisiones médicas que realizan a los niños que vienen. «Haremos lo que podamos, porque necesitan nuestro apoyo».